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Trato a los muertos: lo que se debe y no se debe hacer desde la perspectiva cristiana

Por Irene Escobedo

Para la Iglesia católica el compostaje humano es inaceptable, al igual que dividir las cenizas o el cuerpo de un difunto. Los suicidas en cambio, ya pueden tener un funeral cristiano.

En un intento por diferenciar las prácticas cristianas en torno a la muerte, la Diócesis de Zacatecas difundió a través de la Pastoral Educativa los ritos que son aceptados y los que están prohibidos a la hora de la muerte. El objetivo: evitar deshonrar a los difuntos.

Los rituales para honrar a los santos difuntos cambian según la religión, la geografía y el contexto cultural en que se realizan. Oraciones, flores, cremación, lugares sagrados y misas, son parte de las prácticas alrededor de la muerte, pero no siempre resultan adecuadas para la fe católica.

Aunque cada cultura y religión tiene sus propias tradiciones, en tiempos recientes por desconocimiento, muchos católicos incurren en prácticas no permitidas. Ante ello, la Iglesia Católica ofrece pautas claras sobre cómo tratar a los muertos con dignidad y respeto.

“En el mundo siempre vamos a encontrar formas nuevas en cómo se está tratando de enfrentar la muerte, inclusive se están creando nuevas maneras de cómo procesar los cadáveres y no siempre se sabe si tal manera corresponde al pensamiento de la iglesia católica”, deduce el sacerdote Daniel Rayas Treviño padre espiritual en el Seminario Conciliar de Zacatecas.

Uno de los puntos fundamentales para la Iglesia católica a la hora de la muerte de un ser querido es el de tratar a los cuerpos con respeto y dignidad, considerándolos sagrados desde su concepción hasta después de la muerte.

Para ello determina que los deudos deben de guardar los restos corporales en lugares sagrados, como cementerios o columbarios, en espera de la resurrección. “Nuestro cuerpo no va a reencarnar ni es absorbido, ni destruido por el cosmos, sino que espera la resurrección del final de los tiempos”, explica.

Además es fundamental que los cristianos celebren funerales y misas para encomendar el alma del difunto a Dios, aún y cuando se trate de personas que atentaron contra su vida. El suicidio ya no es impedimento para que descansen en lugares sagrados, expreso el sacerdote encargado desde hace 9 años de formar el corazón espiritual de los futuros sacerdotes.

La Iglesia aprueba además la donación de órganos o del cuerpo para fines médicos o científicos, siempre que sea de manera voluntaria y sin fines de lucro “es un gran acto de compasión y de vida”.

El sacerdote remarcó que debe hacerse una distinción sobre los órganos que pueden donarse cuando la persona ha muerto y los que solamente se pueden donar cuando se está dando la transición “hay que evitar (donar) los órganos que te quiten la vida”. Sobre el tema dijo que es fundamental respetar que haya una voluntad expresa del difunto.


La Santa Muerte


La Iglesia no apoya la realización de rituales o prácticas que no estén de acuerdo con la fe católica, como el culto a la Santa Muerte. Esta práctica es considerada como una degeneración de la religión.

Vivir el duelo, llorar por los difuntos


Persiste la idea de que el alma no descansa si la gente sigue llorando a sus seres queridos, pero conforme a los preceptos de la Iglesia “no es verdad, Jesús lloró por la muerte de sus amigos”. Llorar es importante señala el sacerdote a través de la pastoral de educación de la diócesis.

¿Y la música?

La música tiene un poder interesante porque es capaz de transmitir emociones, dice el sacerdote, “la música puede consolar, excitar, animar, tranquilizar y fortalecer por eso es importante que se utilice música que incite a las personas a la fe, a la confianza, a la tranquilidad a la esperanza en la resurrección”. La música secular no se recomienda, tampoco se prohíbe.

Cenizas

No se debe esparcir las cenizas de los difuntos en lugares no sagrados, como ríos, mares o bosques. “Esto equivale a desfragmentar un cuerpo y el mismo respeto que recibe el cuerpo en vida lo es en la muerte”. La Iglesia solo aprueba la fragmentación de restos o cenizas en el caso de los Santos y no aprueba su utilización en joyas ni relicarios para la gente común.


Compostaje humano, es inaceptable


Los cuerpos se deben enterar en ataúdes y no se pueden dejar en cementerios naturales para descomposición. El compostaje humano es inaceptable porque tiende a identificar el cuerpo con la composta y abonos comunes y estos constituye la falta de respeto, concluyó.