Navegar / buscar

SANTUARIO DE LA SOLEDAD, ARQUETIPO DE LA ADMIRABLE ARQUITECTURA DEL JEREZ DEL S. XIX

José Muro González

Vecino de la Escuela de la Torre, el edificio neogótico sin parangón en la región, el Santuario de la Virgen de la Soledad, con sus dos esbeltas y majestuosas torres gemelas y la impresionante belleza de sus tres pórticos barrocos de la entrada al atrio, forman, ambas edificaciones, la una, de naturaleza civil, frente a la otra, de carácter religioso, un sitio de sinigual belleza y armonía arquitectónica de Jerez.

Ambas constituyen sendos portentos de cantera labrada que se conjugan para dar magia a este espacio único. Cualquier persona pudiera especular que este privilegiado sitio, formado por esas dos espectaculares, vetustas y atractivas construcciones, fue el fiel de la balanza que se inclinó a favor de Jerez para que los jueces le otorgaran el nombramiento de Pueblo Mágico en 2007.

La construcción de este venerable santuario inició en 1805, y fueron utilizados para ello los planos que levantó el maestro cantero Tomás de Villanueva y Sánchez, aunque como lo hace notar el Pbro. Manuel Quezada Berumen en su libro “Jerez, el de la Virgen de la Soledad”, fue el Maestro José María Vázquez quien se hizo cargo de la conspo, afortunadamente ha sido puesto de nuevo en funciones recientemente.

El citado reloj es de origen francés, de la marca Japy Frères & Cie., construido en 1856. Previamente, había sido terminado en el año de 1877, el atrio del santuario, que rodea todo el templo, excepto la parte posterior del mismo, y tres años después se erigieron, como partes integrantes de la barda de dicho atrio, tanto los tres espléndidos pórticos de entrada, que sostienen enormes canceles de hierro, como los pilares que ornan las dos esquinas del frente, todos ellos ricamente labrados en cantera.

Por cierto, las obras antes señaladas, como la portada y las torres mismas del templo dan testimonio fehaciente del gran talento de los canteros locales de ese tiempo, entre ellos, el maestro cantero jerezano José María Ortega. Respecto de la imagen de nuestra Señora de la Soledad que en este Santuario se venera, hay que señalar que se trata de una bella talla de madera esculpida en el siglo XVIII y que ha requerido de restauraciones a lo largo del tiempo.

La corona que lució la imagen, desde 1805 hasta 1961, año en que la Virgen de la Soledad recibió la Coronación Pontificia, ha sido reemplazada por otras igualmente bellas. Cabe destacar que, durante el siglo antepasado, en el transcurso de las guerras fraticidas que asolaron al país, la Virgen de la Soledad fue nombrada Generala militar por tres jefes de trucción del templo, formado en su interior por una planta de cruz latina con solo una nave, con cúpula y crucero.

En 1818, a escasos cinco años del inicio de la obra, y estando ésta sin concluirse, fue dedicado el templo a Nuestra Señora de la Soledad, es decir, la que en ese momento Jerez había adoptado como su Santa Patrona, ya que según el historiador Manuel González Ramírez, previo a ella hubo otros Santos Patrones, permaneciendo sin explicación la causa de la selección de cada uno de estos o de su reemplazo.

El listado de Santos Patrones de Jerez incluyó a San Ildefonso, Santo Domingo de Guzmán, la Virgen del Rosario, Nuestra Señora de la Aurora, Nuestra Señora de la Concepción y finalmente, la Virgen de la Soledad. El avance de la construcción fue lento y se alargó por varias décadas a través del siglo XIX.

Sin embargo, para el año de 1844 ya se había colocado el órgano de 28 registros, que es el que actualmente se encuentra en el espacio que ocupa el coro del templo. Respecto de las torres del templo, es de destacarse que la que da al lado norte fue finalizada en 1860, mientras que la torre sur fue concluida en 1885. Fue en esta última en la que se instaló el valioso reloj público, regalo efectuado al Santuario y a todos los jerezanos, por Doña María Guadalupe Zúñiga.

Este reloj, que rigió la actividad cotidiana de los jerezanos durante un largo periodo de tiemfacciones que ocuparon a Jerez, por lo cual dotaron a la imagen de un bastón de mando, que anteriormente portaba entre las manos, así como unas bandas blancas fijadas en el pecho, por las que la imagen ostentó el grado de generala por mucho tiempo. Entre estos generales devotos de la imagen, se recuerda al general zacatecano José Trinidad García de la Cadena, quien, por oponerse a los designios de Porfirio Díaz, fue mandado fusilar por este último.

El templo mismo ha sido objeto de modificaciones tanto internas, como lo fue la sustitución del comulgatorio hecho de latón, por uno de mármol que perdura hasta la fecha, como externas, como la ampliación de la sacristía, en la esquina sur poniente del Santuario.

Por último, del lado izquierdo de la puerta de entrada principal, se puede observar la inscripción, en una cantera labrada, en la que se establece correctamente la fecha de inicio de la construcción (17 de abril de 1805). Sin embargo, del lado derecho de la puerta existe otra cantera, en la que se supone se debió inscribir la fecha de terminación del templo, ya que en la misma se puede leer lo siguiente: “Se acavó en… de…”.

Por lo que es dable formularse la pregunta de por qué se ha omitido, hasta ahora, inscribir en esta última placa la fecha en que se finalizó la construcción del templo y, de paso, enmendar la falta de ortografía.