Lo ordinario y lo insólito en el «El rastro de tu sangre en la nieve»
Por Priscila Sarahí Sánchez Leal
Cuando lo insólito deviene de una sutileza, en apariencia insignificante, de la vida ordinaria, aparece lo que García Márquez entendía por realismo mágico, concepto mismo que se evidencia en “El rastro de tu sangre en la nieve”, publicado en 1992 en el libro Doce cuentos peregrinos.
En el relato se presenta una situación sencilla y ordinaria en un contexto en el que se torna trágica y extraordinaria, que trastoca la realidad de los personajes que, al inicio del texto, aparecen recién casados, mientras viajan en un auto nuevo de lujo hacia Francia, en donde celebrarán su luna de miel.
La pareja colombiana, compuesta por Nena Daconte y Billy Sánchez, está rodeada de juventud, opulencia, vitalidad y el amor intenso que se profesan el uno al otro, sin embargo, la primera frase del cuento advierte, casi como un presagio, la fatalidad: “Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando.”
Más adelante, de manera no lineal, se van revelando los detalles de cómo surgió el amor entre los jóvenes, las extrañas circunstancias en que se conocieron, sus gustos y aficiones, la situación de ambas familias, así como el trayecto previo a su lugar de destino, que fue en donde Nena Daconte sufrió un pinchazo en el dedo, en el que portaba su anillo de bodas, con la espina de una rosa.
Se trata de una herida mínima y casi ridícula, no obstante, la sangre que empieza a emanar del dedo se vuelve incontenible, lo que da un giro inesperado a los planes de los jóvenes, quienes en medio del frío agudo de Los Pirineos buscan una farmacia en donde puedan atender a Nena.
El realismo mágico de García Márquez opera en esta dimensión, no hay aparición de sucesos sobrenaturales evidentes, pero la forma en la que la realidad lleva consigo un aura fatídica y, al mismo tiempo, poética, permite que lo cotidiano se desvíe hacia lo insólito, haciendo que la tragedia avance lenta pero implacablemente.
Cuando por fin encuentran un hospital, el relato da un nuevo giro, ya que Nena Daconte es hospitalizada y Billy Sánchez no puede estar con ella, sino que, de acuerdo con las reglas del lugar, debe esperar el día de visita, que sería en ocho días, mientras tanto, no recibe ninguna información de su estado.
En este momento, el lector experimenta la desesperación y desconcierto que atraviesan a Billy, al no saber absolutamente nada de la situación de Nena, además enfrenta numerosos desafíos, pues, a diferencia de Nena, él desconoce el idioma francés, así como la ciudad, no cuenta con el número telefónico de alguien para solicitar ayuda, entre otras peripecias.
La tragedia sigue su rumbo, pero Billy parece no advertirlo, pues confía en que todo se resolverá, mientras tanto Nena Daconte se desangra lentamente, a solas, en un hospital lejano y atrapada en un embrollo burocrático. Cuando por fin llega el día de visita, la realidad se le presenta fría y desgarradora a Billy Sánchez.
El título es una imagen potente, bella y fatal que, de alguna manera, anticipa su desenlace: “El rastro de tu sangre en la nieve.” La imagen es brutal y bella al mismo tiempo, la nieve blanca y fría en contraste cromático con el rojo intenso de la sangre contiene la atmósfera de la historia terrible que narra el cuento.
El dolor del relato no proviene únicamente de la tragedia de Nena, está también presente en la forma en la que se conocen los protagonistas, así como en la propia historia de vida de ambos. Un amor que surge en medio de un acto violento, que se desarrolla de manera incierta y concluye evidenciando lo vulnerable de la existencia.