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La Cuarta Revolución Industrial

 Por José Guillermo P.H.

 El 24 de abril de 1826, en Lancashire, Inglaterra, estallaron las llamadas revueltas de los telares. Durante tres días miles de trabajadores y otras personas simpatizantes con su causa destruyeron cerca de un millar de telares mecánicos en diferentes fábricas de textiles del lugar. La causa era el miedo que tenían a perder sus trabajos por el uso cada vez más extendido de esa nueva tecnología. En esa misma época, la de la revolución industrial, existía la creencia de que los seres humanos eran incapaces de soportar sin efectos adversos las altísimas velocidades (de poco menos de 25 km/h) que podían alcanzar las locomotoras y en algunas ocasiones los pobladores de las zonas por las que pasarían las primeras vías intentaron detener su construcción. Estas reacciones eran resultado de múltiples cambios en las vidas de las personas a un ritmo que jamás se había visto en la historia, en tan solo un siglo las máquinas impulsadas por la fuerza del agua y el vapor transformaron el mundo que pasó de tener una sociedad agrícola y artesanal como había sido durante miles de años, a una sociedad industrializada que vio la llegada de la producción en masa.

El avance tecnológico que estamos atestiguando en los años recientes es incluso más acelerado, el mayor sin duda en la historia de la humanidad; los cambios que observamos y sobre todo los que estamos por presenciar son sólo equiparables a aquellos ocurridos en la primer revolución industrial por el nivel de disrupción que están generando, pero en lugar de tomar siglo y medio, se dará en cuestión de décadas. La también llamada industria 4.0 se construye sobre los logros de las anteriores revoluciones industriales. La primera fue la revolución de la mecanización, la segunda la de las líneas de ensamblaje y las partes intercambiables, la tercera fue la revolución digital de la informática y la automatización gracias a la llegada de las computadoras.

La Cuarta Revolución Industrial es la revolución de la inteligencia artificial, el cómputo en la nube, el internet de las cosas y los sistemas ciber-físicos. El término de Industria 4.0 o I4 surge de un proyecto del gobierno Alemán, en el que se buscaba la integración de sistemas de cómputo a la manufactura.

La I4 consiste en sistemas ciber-físicos donde las máquinas se comunican entre sí a través de sistemas de cómputo, donde la información se procesa y permite tomar decisiones descentralizadas en respuesta a algo que ocurre en otro lugar, todo esto a una velocidad tal que sería imposible para una persona siquiera comenzar a analizar la información para el momento en que esos sistemas ciber-físicos ya tomaron la decisión. Esto es, en resumen, que los espacios de trabajo, fábricas, casas e incluso las calles se volverán inteligentes.

Una de las aplicaciones más inmediatas tiene que ver con las cadenas de producción y suministros: con fábricas completamente interconectadas, los sensores en las distintas máquinas pueden notar un error con respecto a las materias primas y enviar la información a la fábrica en que se produce esa materia prima, o bien, un retraso en alguno de los proveedores es informado automáticamente a la línea de producción que cambiará sus prioridades de acuerdo a esa nueva realidad.

Pero también será muy notoria en la vida diaria una vez que esta revolución que apenas comienza esté más avanzada, un ejemplo son los autos de conducción autónoma; empresas como Tesla, Google y Uber ya están dando los primeros pasos, pero de acuerdo con los expertos en la materia, llegará el momento en que los vehículos inteligentes se comunicarán entre sí para evitar embotellamientos además de advertir a los demás acerca de problemas en el camino tales como derrumbes o congelamientos, o incluso la utilización de Drones como medio de transporte será posible sólo gracias a esta comunicación entre máquinas y sensores que podría dejar obsoletos los medios de control aéreo actuales.

Estos cambios, sin embargo, serán tan disruptivos que podrán despertar miedo y descontento entre muchas personas, uno de los mayores temores entre los escépticos con respecto a la Industria 4.0 es una división sumamente marcada entre los trabajos de baja habilidad y aquellos altamente especializados, pues en algunas áreas personas que hoy se consideran altamente capacitados, podrían en cuestión de sólo 10 años ver cómo sus habilidades quedan completamente obsoletas y sin valor de mercado. Debido a esto, en su libro “The Fourth Industrial Revolution” el profesor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, enfatiza que el futuro es sumamente promisorio gracias a esta revolución, pero advierte sobre los riesgos de no tomar en cuenta los cambios que están por venir y dejar que la tecnología por sí misma moldee nuestro futuro, en lugar de nosotros.

Schwab hace un llamado en su libro a los líderes y ciudadanos del mundo a «Juntos construir un futuro que funcione para todos al dar prioridad a las personas, empoderarlas y recordarnos constantemente que todas estas nuevas tecnologías son, ante todo, herramientas creadas por personas para personas».