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La Catrina

Por José Guillermo P.H.


Reproducción de la publicación original de la Calavera Garbancera que vio la luz en 1913; Museo José Guadalupe Posada.

Sin duda alguna, la imagen de La Catrina es una de las más reconocidas de la cultura mexicana e nivel mundial, actualmente tan asociada a las celebraciones del Día de Muertos, sus orígenes se encuentran en la crítica social de hace más de 100 años.

Durante los gobiernos de Benito Juárez y Porfirio Díaz principalmente, se utilizaban las imágenes de esqueletos como medio de crítica y denuncia social en los periódicos de la época.

La Catrina fue creada por el grabador y caricaturista José Guadalupe Posada, durante un periodo de depresión luego de la pérdida de su esposa y su único hijo. La Calavera Garbancera -como se llamó originalmente- fue uno de los últimos trabajos del artista originario de Aguascalientes, quien la terminó en 1912 pero no fue sino hasta 1913 (10 meses después de su muerte) que fue publicada.

Las obras de José Guadalupe Posada influenciaron a artistas tales como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León, Pablo O’ Higgins y Leopoldo Méndez.

La Calavera Garbancera era una crítica hacia las personas que luego de alcanzar cierto estatus social, adoptaban costumbres y vestimenta de estilo europeo tratando de ocultar sus orígenes. “Garbancero” era un término comúnmente empleado en la época para describir a aquellos comerciantes y agricultores indígenas que mostraban dicho comportamiento.

La calavera aparece con una expresión de felicidad y portando un amplio sombrero estilo europeo adornado con plumas y flores. Posada le dibujó unos moños detrás de las orejas, haciendo referencia a sus orígenes.

Pero la imagen que evoca hoy la Calavera Garbancera no es la que originalmente ideó José Guadalupe Posada, sino la que le confirió después Diego Rivera, al rebautizarla como la Catrina para la elaboración de su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda central».

Diego Rivera, cuando era joven conoció a Posada mientras éste trabajaba en la Ciudad de México y a su muerte, el muralista contribuyó a que su obra fuera mundialmente conocida.

En el mural de Rivera, aparece el propio Posada junto a su creación, a la que Diego Rivera le completó el cuerpo y le dotó de la elegancia que hoy caracteriza a la Catrina. Fue a partir de esta reinterpretación que el personaje se volvió parte del imaginario colectivo y símbolo de la cultura mexicana.

Desde entonces, la estilizada figura de la Catrina ataviada con su sombrero y elegantes vestidos es parte central del ornamental desplegado durante la celebración del Día de Muertos.


Detalle de «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central», Diego Rivera