Navegar / buscar

FEDERALISMO FISCAL

Jaime Santoyo Castro

Pensar en el federalismo fiscal nos conduce a nuestra histórica lucha entre el Centralismo y la Descentralización como modos de ser de la política pública. La centralización disminuye los poderes de los entes locales y regionales e incrementa el poder central. La descentralización implica la suma de facultades y atribuciones de los poderes locales, disminuyendo la fuerza de los órganos centrales del Estado.

Desde el México independiente esa ha sido la lucha; Los conservadores por un lado encabezados por Santa Ana pujando para crear un Estado Centralista y los Liberales, entre los que figuró nuestro ilustre Tata Pachito por otro, impulsando el Federalismo, para darle más facultades a los Estados y Municipios. Nuestras Constituciones han sido testigos de esta lucha. Las de 1836 y 1843 fueron marcadamente centralistas, en tanto que las de 1824; 1847, 1857 y la actual que data de 1917, definieron una vocación federalista.

La disyuntiva entre propiciar estados fuertes o estados débiles. Los estados ricos no tan fácilmente se someten al poder central. A los estados empobrecidos los somete la esperanza de ayuda. Tanto el Poder central como los locales requieren dinero y atribuciones legales para cumplir con su encomienda, y el problema es que concurrimos a las mismas fuentes impositivas, por un lado y por otro la corrupción y el mal manejo de los recursos públicos desalienta a los contribuyentes a generar nuevas fuentes de riqueza. Municipios pobres dan como resultado Estados pobres, y estos conducen a un país también pobre y débil.

Creo que debe revisarse el marco legal de nuestro Federalismo fiscal a efecto de propiciar un mayor esfuerzo recaudatorio de los poderes locales; pero también debemos cuidar la razonabilidad del gasto público. Enlistar todas las fuentes impositivas y definir las que les corresponde a la Federación, Estados y Municipios. De esas manera se deja que aflore la capacidad creadora de nuestras autoridades y la responsabilidad de administrar no se reduzca, como en muchas ocasiones, a pedir para atender sus responsabilidades. Ahí tenemos el ejemplo de Zacatecas, que propuso cuatro impuestos ecológicos y la propuesta fue controvertida por la Federación, pero pasa el tiempo y no se resuelve, ni se apoya a la entidad. La indefinición detiene la búsqueda de alternativas. ¡Que se resuelva ya!