EN AUMENTO CIUDADANOS SIN RELIGIÓN Y CATÓLICOS DISMINUIDOS
Pide obispo a fieles de la diócesis, que no se jubilen en la fe
Irene Escobedo López
Las campanas de la parroquia de Nuestra Señora del Refugio en Fresnillo llaman a misa de doce. Entre la aglomeración se distingue a los jóvenes ataviados con ropones blancos que aguardan el arribo del Obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló.
Es día de confirmaciones. La Iglesia ha sido exigente en el proceso que llevó a los adolescentes a refrendar su fe católica, pero Monseñor tiene claro que en el camino de la fe existen riesgos que los pueden distraer o alejar de la Iglesia: “irán a permanecer, irán a perseverar en su fe o a la primera tormenta se me van a ir lejos”. Les pide que no se jubilen de la fe. La preocupación de nuestro Obispo es la misma que en general tiene la Iglesia.
Cada vez menos católicos se confirman y la realidad en México es que solo el 77% de la población sigue siendo católica, son poco más de 90 millones de personas, revela el Censo de Población y Vivienda 2020, cifras dramáticas para un país que ha sido eminentemente católico, el segundo después de Brasil.
El catolicismo mantiene su esperanza en Zacatecas, donde contrario al fenómeno que está manifestándose en el país, aquí los fieles se mantienen en la fe. Todavía el 92.9% de la población zacatecana profesan la religión católica. Es el segundo estado con más católicos después de Guanajuato.
En Chiapas, Campeche, Tabasco y Quintana Roo el catolicismo se ha retraído a niveles inquietantes, oscila entre el 58.3 al 64.5% de su población. Actualmente en México más de 16 millones de personas tienen una religión distinta a la católica y ya hay 10 millones sin religión.
La evolución de quienes no profesan ninguna religión ha sido marcadamente ascendente, en 1990 equivalía a poco más de 2 millones de mexicanos; para el año 2000 se incrementó en 900 mil; en 2010 ya eran 4 millones y medio. En 10 años se produjo el fenómeno más impactante que no se detuvo hasta sumar según el último censo, un 46% más al ateísmo. Todos los niños son bautizados con el propósito de ser fortalecidos en la fe, pero no siempre se logra.
A La cita con los sacramentos cada vez se acude menos. Son pocos los jóvenes decididos a recibir los dones del espíritu y a aceptar el compromiso como cristianos.
El Obispo de Zacatecas se mostró también conmovido ante la vulnerabilidad de la sociedad actual y recriminó: «la gente tiene un problema y se quiere morir. Mira qué forma de solución” admitió que los jóvenes hoy quieren ser felices un año o dos “aspiren a cosas grandes, no se me queden cortos, tengan sueños grandes de ser personas positivas”. Minutos antes de la misa de confirmaciones, Monseñor Noriega Barceló, atendió a una madre de familia que le pidió consejo ante una situación que parecía desesperanzadora: *No sé qué hacer con mi hijo de 13 años -dijo la mujer. *Regrésalo, cámbialo por algo mejor -respondió el Obispo en tono de broma. *Es mi hijo, -apresuró ella. *Es lo propio de esta vida y de esta edad -le recordó Monseñor y aconsejó después- Debes ayudarlo a crecer, aceptarlo, tener paciencia. Es difícil el paso de la infancia a la juventud: hormonas, pensamientos, confusiones en el corazón que el joven no sabe ni qué onda.
El prelado, quien compartió que él fue confirmado en la fe en el año de 1951, explicó a los padres que la convicción de ser católicos renovados en su fe depende del fortalecimiento que se les dé a los jóvenes desde la familia y la iglesia.
Bondad humana con y sin religión Un estudio publicado en la revista Current Biology en el que participaron mil 170 niños de 5 a 12 años, originarios de países como Jordania, Estados Unidos. Turquía. Canadá. China y Sudáfrica reveló datos significativos sobre el concepto de bondad humana en niños que profesan alguna religión respecto a los no creyentes. La revista publicó que los niños sin religión pueden ser tan generosos y altruistas como cualquier niño con una fe religiosa.
El experimento llevado a cabo por el Departamento de psicología de la Universidad de Chicago tuvo como objetivo analizar cómo la religión influye sobre el comportamiento social y cuanta compasión se puede experimentar desde el ateísmo hacia los otros sin esperar recompensa.