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EL ESCABROSO CAMINO DE LA SUCESIÓN

Jaime Santoyo Castro

Echar a andar tan temprano la maquinaria de la sucesión aparentemente no ha sido una decisión afortunada ni para el partido gobernante ni para los mexicanos, porque nos ha enfrascado en una vorágine de discusiones, arrebatos, divisiones, y acusaciones, que sólo nos debilitan.

Al interior de Morena, la unción de las llamadas “Corcholatas”, los privilegiados por el dedo presidencial, causó desilusión, incomodidad, molestia y reacciones diversas de parte de los excluidos, entre los cuales se cuenta al poderoso coordinador de la bancada de ese Partido en el Senado, Ricardo Monreal, que amenaza en irse por la libre.

En la oposición, derrotada, debilitada y casi extinguida, se avizoraba una posibilidad con la construcción de una Alianza entre partidos y enlazada con la sociedad cansada de los yerros y caprichos para vencer al partido gobernante, pero esta alianza fue infiltrada y postrada por la traición y la entrega, lo que ha causado enojo y desilusión entre sus miembros y entre las militancias, pues presentó un panorama desolador para la oposición, diezmada día a día. Se avizoraba así un claro rumbo de triunfo para Morena y un largo camino para gobernar.

Sin embargo, un enorme nubarrón se hizo presente durante la semana anterior, que no sólo ha causado alarma entre las corcholatas y sus simpatizantes, sino en todos los mexicanos.

La filtración y difusión por el periodista Carlos Loret de una serie de documentos clasificados que dan cuenta de diversos avatares de la administración pública nacional, y el reconocimiento de que los datos infiltrados son ciertos por parte del Presidente López Obrador y que son obra del hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional, exhibe por un lado la débil custodia de nuestros documentos clasificados inmersos, y por otro lado las decisiones, actuaciones y operaciones del equipo gubernamental, con diferencias entre unos y otros, con yerros y desaciertos en cuestiones esenciales para la nación, con presiones de diversa índole y de todos lados, agravada por la aparente precaria salud del titular del Ejecutivo.

Esas circunstancias, y el hecho de que somos un país rodeado de tiburones por el golfo y el pacífico, asediado por el flujo de droga proveniente del sur, con el apetito voraz de los vecinos del norte, los cárteles; el sistema político desorganizado frente al crimen sí organizado, la corrupción, la frivolidad, la incapacidad para atacar las causas sociales, marcan con claridad el rumbo tan escabroso que está tomando el tema de la sucesión presidencial, que seguramente estará enmarcado en un ambiente de exhibición desnuda de la corrupción, de las decisiones y las fallas, de unos y otros, en una guerra descarnada por el poder. ¡Dios nos proteja