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Editorial: Miguel Ángel Varela y el espejo roto de Zacatecas

Por Irene Escobedo

El alcalde de Zacatecas, Miguel Ángel Varela Pinedo decidió hacer maletas y lucirse en Aguascalientes, pero en el camino traicionó el propósito del convenio que lo llevó hasta la capital hidrocálida. Durante su visita, firmó un acuerdo con el presidente municipal Leo Montañez, supuestamente para fortalecer lazos entre ambas localidades, pero terminó confirmando de viva voz lo que todos ya sabían: Zacatecas tiene una mala imagen y, más grave aún, es un estado inseguro.

En un acto que más pareció un despliegue mediático que una gestión estratégica, Varela no solo reconoció públicamente los problemas de seguridad que afectan a Zacatecas, sino que además se encargó de trasladar toda la responsabilidad al gobernador David Monreal Ávila. Frente a los reflectores de la prensa aguascalentense, el alcalde exhortó al mandatario estatal a reforzar la seguridad, dejando claro que, según su postura, la solución está fuera de sus manos.

Es cierto que los hechos violentos en carreteras colindantes han impactado tanto a zacatecanos como a aguascalentenses. Y sí, Varela Pinedo no mintió al describir la realidad del estado. Pero ¿qué necesidad había de ventilar los trapos sucios en un foro que debería estar enfocado en construir puentes, no en quemarlos? Si Zacatecas enfrenta una crisis de inseguridad, ¿no sería más prudente trabajar en silencio, con acciones contundentes, en lugar de usar el escenario para repartir culpas?

El turismo, que debería ser un motor de desarrollo, necesita más que palabras para florecer. Hablar de convenios e intercambios mientras se admite abiertamente que el estado no es seguro suena más a un intento de salvar la imagen personal que a una estrategia seria para rescatar la economía y la percepción pública.