ECLECTIS
Raymundo Carrillo
El mejor mensaje que se puede dar a quienes dicen ser mexicanos y amar a México; para quienes su lógica es: no meterse en política y al menos deja dinero ir a votar; para unos y otros, es: no vendan su voto y, vayan a votar. Por eso el país es tan fallido en sus políticas públicas y los resultados de una esfera de políticos que son mas pillos que los pillos.
Por un lado, quienes venden su voto ya no tendrían el nefasto pretexto de que: – “es la única vez que, se tiene dinero del gobierno…” considerando que ya tienen una beca de aprendices, estudiantes, condición especial, origen étnico o ya tienen una pensión de adulto mayor: de no ser el caso ninguno anterior: precisamente porque hay políticas fallidas o políticos pillos.
Por otra parte, está el no ir a votar. Para este pretexto, la mejor razón es: – “no meterse en la cochina política” y, es difícil decir que no hay suciedad en la política; pero en toda la política de todas las cosas de toda la vida diaria y cotidiana, la hay dicha suciedad.
No hay quien no haga política desde el momento en que, en la propia casa, ho gar o seno tenido, no se levante haciendo o siguiendo alguna medida política. Los establecimientos morales, familiares, sociales, laborales, colectivos, grupales, e incluso de conservación, superación o desarrollo individuales están basados en medidas políticas.
Decir que se rechaza la política siempre, no existe para nadie como una realidad. Quienes ejercen tal medida en el asunto de no ir a votar, además pueden tener algunas otras razones que pueden ser muy respetables, como algunas de las siguientes: -“no se entiende lo que los políticos dicen y como lo dicen, porque al final resultan haciendo lo contrario de lo que se les entiende que dicen…”; “los partidos políticos solo ven para ellos y gastan mucho dinero que no comprueban…”, o, puede ser que simplemente manifiesten no ir a votar para no revolverse con los demás, que también es válido y respetable aunque no comprensible.
Lo cierto de las anteriores reflexiones, sin embargo, llevan a una conclusión -posible- que cada vez es más clara: mientras menos votantes hay, mas grande es el abuso de los gobiernos y mínimos sus buenos resultados. Cada vez que hay elecciones, cuando mucho muy bien ha sido, votan 6 de cada 10 votantes. De esos seis, posiblemente tres hacen ganar al que dice ganar, los otros tres, muy posible y muy comprobado es que, votaron por otras personas que no ganaron.
De tal manera es que, de cada cien electores, treinta eligieron a quien gobierna y treinta, no podrán nunca reclamar a un gobierno lo mal que hace; nunca podrán ser presión treinta personas de cada cien para que se notara alguna inconformidad, ni mucho menos para obligar a que se hiciera lo correcto de quienes obtienen así el derecho a ser autoridades. Lo cierto es que las muchas de las elecciones mencionadas, son 4 o 5 de cada diez los que eligen.
¿Por qué tomar ese tema ahora que no es tiempo de elecciones? Primero: porque no viola ninguna Ley la expresión y manifestación de la idea cívica de conminar a que voten todos (cuando sea el momento) y lo hagan sin que los condicione nada.
Por otro lado mirado: la que si es violación a la Ley es lo que hace el actual gobierno federal desde sus autoridades principales al desatar desde ahorita, escondido en falsas palabras, una carrera electoral fuera de la Ley; ahora por supuesto da motivo para que, quienes pueden verse en desventaja, hacen lo mismo, esa reacción es legítima aunque no legal, pero, el ejemplo y acto inicial lo hace el mismo gobierno, quienes estarían encargados de que no fuere así. Semejante ejemplo de un jefe de familia que no quieren que los hijos sean alcohólicos, pero se la pasa en la cantina ebrio; también es corrupción. Aparte el tema.
Es una sorpresa lo que el gobernador David Monreal realizó al ir a una institución militar a dar una conferencia sobre Seguridad Pública; ojalá resolviera con una conferencia la inseguridad en el Estado; hay sobradas razones para considerar que ésta afecta a la economía gobiernista, pero también, a la economía en general; que resuelva el problema de los comerciantes, industriales y trabajadores profesionales que tiene que seguir “pagando piso”. Gobierno insolvente en muchos sentidos.
La federación le quita fuertes participaciones financieras y se desquita aplicando exceso de multas y recargos a los impuestos con las personas que mantienen empleos y formalidad, pero no solo eso, sino que, deja de ejercer montos importantes de sus obligaciones y esos montos se regresan sin ser aplicados en el beneficio que deben de reflejar, se regresa ese dinero a la federación y allá, ya no es auditado ni controlado su gasto, mismo gasto que es otro monto escondido de las arcas del Ejecutivo Federal.