ECLECTIS
– Por Raymundo Carrillo
PREVENGÁMONOS CONTRA EL ALIMENTO HUMANO DE ORIGEN TRASGÉNICO O INORGÁNICO
Monsanto se llama la compañía, corporativo internacional que modifica los granos como el maíz, frijol, soya y trigo sobre todo, para que luego de sembrados, se puedan cosechar grandes, bonitos, iguales y en mejores cantidades. La modificación que les realiza es desde la cadena genética del grano. Con eso se logra algo así como que: Si Usted quisiera un hijo con ojos azules, negros, cafés o verdes, pelo rizado, lacio u ondulado, lo mandara modificar desde su gene inicial.
La dificultad para aceptar esto inicia dese el momento en que los resultados en la nutrición humana debido a éstas modificaciones de los granos y productos campesinos, no los presenta Monsanto a la opinión pública. Asimismo para quien se interese en cultivar estos granos, tampoco le dan nunca la propiedad de la cosecha. Desde que es el grano genéticamente modificado, esta compañía y las demás que se dedican a esto, no le brindan sino solamente una parte de las ganancias. Otro problema es que a partir de que el aire esparza o disemine la semilla, esto es que, mediante la polinización natural, si otro cultivo vecino o aledaño adquiere o se contamina de estas características, entonces Monsanto o las compañías, pueden meterlo a juicio para que les pague una indemnización o se quedan con esa cosecha. Otra parte del asunto es que cuando un grano original o nativo, se contamina o adquiere por polinización u otro accidente doloso o no, pero termina con características de los granos Monsanto, entonces este grano perderá sus características originales, dejará de ser el grano que es y de manera irrecuperable e irremediable perderá su genuinidad de origen.
En México desde el primer trienio del sexenio de Calderón trataron de hacer que el agro mexicano adoptara este sistema, siempre sobre la idea de que se cosecha más y mejor grano. Durante todo el sexenio permaneció el debate y finalmente a la entrada de Peña Nieto, en una parte de la república mexicana se puede realizar la siembra de estos granos. Sin embargo a sabiendas del daño irreparable que ese cultivo ocasiona, muchos campesinos y comunidades donde se da el grano de origen, sobre todo de maíz, se han opuesto y realizan una tremenda lucha en contra de ello, con el silencio y la disimulada complicidad de los medios masivos de comunicación televisivos, de radio y prensa escrita.
Derivado de esta lucha desigual, en una resolución histórica, el Juzgado Segundo de Distrito del estado de Campeche otorgó un amparo a las comunidades mayas de Pac-chen y Cancabchen, pertenecientes al municipio de Holpechén, Campeche en contra del permiso otorgado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) con el aval de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para la siembra de soya genéticamente modificada en el estado de Campeche. Allá los campesino se resisten a sembrar productos que no sean naturales originarios y originales.
Estos casos aparentemente aislados son ejemplo de las pretensiones de las bancas internacionales para quedarse no solo con el petróleo mexicano sino también con la producción del campo mexicano. En esta lucha desigual de los campesinos, asiste una razón y abrazados a ella es que se conservan.
Para los campesinos de otras regiones la alerta ya está dada.
Bastante dicen: “es que ahora el PROCAMPO se fiscalice” y el último golpe dado al que hubiera sido el programa que rescatara a los frijoleros se frene en un tope de 2 pesos por kilo para el productor.
De tal manera se puede pesar que se le trata de ahogar más al productor mexicano para que termine en manos de los agiotistas o productores extranjeros.
Por último se puede decir que, las propiedades de los productos llamados transgénicos o no orgánicos se confunden en el mercado y en muchos casos no guardan la leyenda o advertencia en las envolturas de los productos que prevengan al consumidor de la calidad orgánica o inorgánica del producto o su materia prima.
En los casos de galletas o panaderías de manufactura industrial o grandes compañías internacionales, usan esta materia prima sin advertirlo. La mejor manera de saber si es orgánica y naturales es, dejar, por ejemplo, algunas galletas o productos dudosos, a la intemperie y, si son inorgánicos o hechos con productos campesinos de ese malévolo tipo, las aves silvestres no las comen, ni las hormigas se les acercan.
Salud y buena nutrición es comprarle a nuestro campesino cercano sus productos y con eso impulsar el ahorro interno que tanta falta hace a las economías regionales, en otras palabras a la economía de Jerez.
En la casa de este su servidor hay tres Guadalupes, Hermana que es felizmente abuela, sobrina que es nieta y nieta que es sobrina. Felicidades a todas las Pitas.