¿Corrupto por obediencia o por vocación?
Jaime Santoyo Castro
“Panem et circenses” Al Pueblo, ¡pan y circo!. Esta era la estrategia de los gobernantes de la antigua Roma, que le daban alimentos y diversión al pueblo a cambio de sumisión y obediencia, y para que olvidara su derecho natural para involucrarse en la política, misma que ha sido reiteradamente practicada por muchos de nuestros gobernantes, pero nunca como ahora en esta cuarta transformación.
El teatro que ha sido montado entre los defensores de Emilio Lozoya, la Fiscalía y el Presidente, está dando resultados a favor de los intereses de cada una de estas tres partes, mientras la población muere por Covid, por la inseguridad, por falta de empleo y por hambre.
A Lozoya le ha ido de maravilla, porque no obstante que han salido a la luz pública actos de enorme corrupción en los que involucró a su madre y a su hermana, ha recibido el trato de un sultán, a cambio de dar atole con el dedo a la fiscalía, porque lo que han filtrado a la opinión pública de que recibió de Odebrecht una millonada para la campaña de Peña Nieto, entregados a Videgaray, es una verdadera marrullería, pues ni Peña Nieto ni Videgaray tenían cargo ni autoridad para ordenarle a Lozoya, habida cuenta de que a esta fecha ya prescribieron las facultades del Estado ¡¡para sancionar las presuntas conductas delictivas!!
A López Obrador le cae como anillo al dedo, para que la gente no perciba la gravedad de la situación económica en la que ha metido al país; en el incremento de la violencia y de la inseguridad y en las más de cincuenta mil familias que han sufrido la pérdida de un ser querido, y los más de quinientos mil contagiados por el Covid, pero le sirve además para exhibirse como el adalid de la lucha contra la corrupción; le permite echar al PRI y al PAN a los leones para que los devoren de aquí a las elecciones de 2021 y le da condiciones para consolidar la cuarta dictadura en nuestro país.
Al Fiscal General medianamente le sirve para aparentar que cumple con su cometido, aunque lastimosamente deja ver la ausencia de autonomía, pues la conducción de la misma la da en las mañaneras el Presidente López Obrador.
¿Le creerán a Lozoya, que se volvió corrupto por obediencia? ¿o lo juzgarán de corrupto por vocación?
Fotografía: Cuartoscuro