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CONFLUENCIAS

Francisco Larroyo y la búsqueda de la razón crítica en el México postrevolucionario

Arturo Gutiérrez Luna

[CUARTA  DE CUATRO PARTES]

Es importante señalar que la obra de Francisco Larroyo comienza a ser recuperada en la medida en que se han encontrado y rescatado varios de sus libros desconocidos provenientes sobre todo de la primera época productiva del intelectual jerezano. Cabe mencionar que en aquel en aquel tiempo las editoriales que cobijaron sus obras contaban con un tiraje menor de aproximadamente 1000 a 2000 ejemplares. Ello ha generado que esas primeras obras resulten inencontrable, raras, inaccesibles.

Es conveniente precisar que Larroyo publica aquellas primeras obras en pequeñas editoriales y va fraguando de esta manera un prestigio de intelectual comprometido con el pensamiento  filosófico mexicano. Estas editoriales son Logos de México, Editorial Stylo, Editorial Folios,  la Imprenta de la Universidad Nacional de México y, pocos años después, la mayoría de estos libros fue adoptada por la editorial Porrúa y, desde entonces, alcanzan tirajes impresionantes, llegando a presentarse tirajes de 5,000 o 10,000 ejemplares por libro. Adicionalmente, se ha sometido a revisión y ulterior reedición varias de estas obras.  En este contexto, algunas de sus piezas han alcanzado las veinte reimpresiones corregidas y aumentadas.

A lo largo de su vida, se convierte en un fenómeno de la escritura, pero también de la imprenta. Lee. Escribe. Escribe mucho y bien. Su escritura proviene de la propia lectura esa escritura de lo que le son reflexiones sobre lo que lee de esta manera se revela un escritor crítico atento al pensamiento de otras épocas. Un escritor que se atreve a cuestionar El pensamiento de otros tiempos y que se propone crear una obra original radicada y circunscrita a México. Escribe para estructurar  interesantes Discusiones con el fin de aprender junto con sus lectores.  Su escritura muestra el decurso de su pensamiento.  Es un pensar haciéndose mientras se escribe.  De esta forma su escritura revela el compromiso con la palabra precisa y el pensamiento riguroso, así como la escritura fundamentada en la investigación pertinente y escrupulosa.

Durante décadas, los críticos de su obra han llegado a ser numerosos. Predominan las reseñas de sus libros. Se han dadaoa conocer importantes  ensayos. Su discípulo Edmundo Escobar ha entregado una obra imprescindible; la biografía del jerezano que lleva por título. Francisco Larroyo y su personalismo crítico (1971) entregado a las prensas y reimpreso varias veces. Mención aparte merece el libro de Lilia Delgado quien dio a conocer su libro El personalismo pedagógico de Francisco Larroyo (2009).

Cabe mencionar que el legado del jerezano no sólo ni únicamente se encuentra en sus libros; su legado y su aporte radican en el pensamiento mismo y en la reflexión. Que son la construcción de un pensar mexicano útil y factible de aplicar en la política pública mexicana.

Es importante señalar que la obra de Francisco Larroyo comienza a ser recuperada en la medida en que se han encontrado y rescatado varios de sus libros desconocidos provenientes sobre todo de la primera época productiva del intelectual jerezano. Cabe mencionar que en aquel en aquel tiempo las editoriales que cobijaron sus obras contaban con un tiraje menor de aproximadamente 1000 a 2000 ejemplares. Ello ha generado que esas primeras obras resulten inencontrable, raras, inaccesibles.

Es conveniente precisar que Larroyo publica aquellas primeras obras en pequeñas editoriales y va fraguando de esta manera un prestigio de intelectual comprometido con el pensamiento  filosófico mexicano. Estas editoriales son Logos de México, Editorial Stylo, Editorial Folios,  la Imprenta de la Universidad Nacional de México y, pocos años después, la mayoría de estos libros fue adoptada por la editorial Porrúa y, desde entonces, alcanzan tirajes impresionantes, llegando a presentarse tirajes de 5,000 o 10,000 ejemplares por libro. Adicionalmente, se ha sometido a revisión y ulterior reedición varias de estas obras.  En este contexto, algunas de sus piezas han alcanzado las veinte reimpresiones corregidas y aumentadas.

Análisis del Legado:

La obra de Francisco Larroyo (1906-1981) constituye un pilar fundamental en la construcción de un pensamiento filosófico auténticamente mexicano del siglo XX, cuyo legado experimenta un significativo proceso de recuperación y revalorización crítica en la actualidad. Este análisis se centra en tres dimensiones clave de su aporte:

  1. Recuperación Material y Acceso: El legado escrito de Larroyo enfrentó inicialmente el riesgo de la invisibilidad debido a las tiradas limitadas (1,000-2,000 ejemplares) de sus primeras obras publicadas en editoriales menores (Logos, Stylo, Folios, Imprenta UNAM). Esta circunstancia las volvió «raras» e «inaccesibles». Sin embargo, su adopción posterior por Editorial Porrúa, con tiradas masivas (5,000-10,000 ejemplares) y numerosas reimpresiones (hasta veinte, muchas corregidas y aumentadas), garantizó su difusión masiva. Más recientemente, el rescate y redescubrimiento de sus textos tempranos está permitiendo una comprensión más completa de la génesis y evolución de su pensamiento, llenando vacíos historiográficos. Esta recuperación material es el fundamento indispensable para cualquier reinterpretación seria.

2.  Reinterpretación Contemporánea y Líneas de Estudio: Historiadores e investigadores están reinterpretando a Larroyo más allá de su reconocida labor docente y de divulgación:

    *   Personalismo Crítico: La obra seminal de su discípulo Edmundo Escobar, Francisco Larroyo y su personalismo crítico (1971, reimpreso), estableció este concepto como núcleo de su sistema. Los estudios actuales profundizan en qué significa este «personalismo» no dogmático, enfatizando su raigambre mexicana y su función como herramienta para cuestionar tradiciones filosóficas (propias y ajenas) y construir una reflexión original. Se analiza su método dialéctico de «pensar escribiéndose», donde la escritura es el laboratorio del pensamiento riguroso y la discusión abierta con el lector.

    *   Personalismo Pedagógico:  La investigación de Lilia Delgado (El personalismo pedagógico de Francisco Larroyo, 2009) destaca una dimensión esencial y menos explorada: la aplicación concreta de su filosofía a la educación. Esto revela cómo Larroyo entendía la filosofía no como abstracción, sino como fundamento para la transformación social a través de la formación del individuo.

    *  Filosofía Aplicada y Pensamiento Situado: Se otorga creciente relevancia a su insistencia en crear una filosofía «radicada y circunscrita a México». Los investigadores reevalúan sus aportes como intentos de generar un «pensar mexicano» útil, no solo teórico, sino con implicaciones factibles para la política pública y la comprensión de la realidad nacional. Su compromiso con la «palabra precisa» y la «investigación pertinente y escrupulosa» se valora como modelo de rigor aplicado al contexto local.

3.  Relevancia Actual: El lugar de Larroyo en los estudios filosóficos mexicanos actuales se fortalece:

    *  Figura de Referencia: Su obra es reconocida como indispensable para entender la historia de las ideas filosóficas y pedagógicas en México durante el siglo XX.

    *   Modelo de Rigor y Compromiso: Su metodología de investigación escrupulosa y su escritura precisa, que muestra el «decurso de su pensamiento», son vistas como un paradigma de integridad intelectual.

    *   Fuente de Inspiración: Su proyecto de una filosofía crítica, arraigada y con vocación práctica («útil y factible») resuena con las búsquedas contemporáneas de un pensamiento que dialogue activamente con los problemas sociales y políticos de México. Su legado principal no son solo los libros, sino este modo de pensar comprometido con la construcción nacional.

Conclusión:

Francisco Larroyo legó a la filosofía mexicana una contribución de triple alcance y perdurable vigencia. En primer lugar, realizó un aporte fundacional al demostrar, mediante una vasta obra rigurosa y original, la posibilidad y necesidad de un pensamiento filosófico profundamente arraigado en la realidad y las problemáticas mexicanas, superando la mera imitación o exégesis de corrientes foráneas. Su personalismo crítico fue el sello de esta construcción autóctona. En segundo lugar, su metodología – caracterizada por la investigación escrupulosa, la palabra precisa y el «pensar haciéndose» en la escritura dialógica – estableció un modelo de rigor intelectual que trasciende su época. Finalmente, y quizás su aporte más significativo para el presente, Larroyo concibió la filosofía no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta crítica y propositiva. Su legado esencial radica en la construcción de un «pensar mexicano» concebido explícitamente como útil y factible de aplicar, particularmente en el ámbito crucial de la política pública y la formación ciudadana. La recuperación de sus textos tempranos y las reinterpretaciones contemporáneas (como las de Escobar y Delgado) no solo rescatan una figura histórica, sino que reivindican la actualidad de su proyecto: una filosofía mexicana comprometida, rigurosa y orientada a iluminar y transformar la realidad nacional. Larroyo no es solo un nombre en la historia de las ideas; es una voz cuya exigencia de un pensamiento situado y práctico sigue interpelando a la filosofía mexicana actual.