Comerciantes en parque la encantada reportan disminución de visitantes y ventas tras asesinato de policía
El reciente asesinato de una mujer policía en el Parque La Encantada ha dejado un impacto tangible en la afluencia de visitantes y en las ventas de los comerciantes del lugar. Tras el trágico suceso, varios locatarios han optado por no abrir sus establecimientos, lo que ha contribuido a un ambiente de incertidumbre entre quienes frecuentan este espacio de esparcimiento.
Según relatos de empleados que laboran en el parque, algunos comerciantes que fueron testigos del homicidio ocurrido el martes han decidido mantener sus locales cerrados en los últimos días. Otros han optado por abrir únicamente en las mañanas y cerrar sus puertas alrededor de las 15 horas.
La disminución de la actividad comercial es notable, y una familia proveniente de Calera de Víctor Rosales, quienes son visitantes frecuentes del parque, notaron que la mayoría de los puestos permanecen cerrados, lo que les genera dudas sobre si se debe a la lluvia o a la inseguridad reinante en el área.
La tragedia ha generado un ambiente de preocupación entre los padres de familia, quienes suelen llevar a sus hijos al parque para su esparcimiento. Lamentan que un lugar destinado a la diversión y al encuentro familiar se haya visto empañado por un acto violento. Una pareja de padres compartió su consternación y preocupación por su hija de ocho años, a quien suelen llevar frecuentemente al parque.
Algunos pocos locatarios han optado por seguir con su rutina de trabajo, aunque admiten que la presencia de visitantes ha disminuido significativamente. Aquellos que prefieren mantener su anonimato debido a que fueron testigos del trágico suceso, mencionaron que la percepción general es que la afluencia ha disminuido considerablemente en los últimos días.
Incluso los deportistas habituales que solían frecuentar el parque han reducido su presencia después del incidente, según señalan vigilantes del lugar. La combinación de estos factores ha creado un ambiente de aprehensión que se siente en el ambiente, a pesar de los esfuerzos por mantener la normalidad en medio de la adversidad.