COMEDIDAMENTE
Raymundo Carrillo
Se han suscitado a nombre del Pueblo las violaciones a la Ley, pero con el cauto cuidado que la política prevé… Los Poderes de la Unión han entrado en conflicto entre sí y eso ha iniciado el desencadenamiento de una anarquía (entendida como el que: “cada quien hace lo que le venga en gana a la hora que le dé la gana”);
inicialmente podrían echarse la culpa unos y otros u, otros a unos antes de considerar lo que se está dejando pasar sin prevenir con sensatez y prudencia, no solamente es el ejemplo a la niñez de la época, quienes, entrando a la madurez, juventud o a la adolescencia que es una edad tan reveladora en sí o, en uno mismo; y ese ejemplo muestra que en México da lo mismo con Ley que sin Ley la vida, la propiedad, la convivencia, la naturaleza, la creación y la creencia.
Se puede empezar a culpar a las autoridades, no hay duda de que tienen mucho que ver en esos menesteres de no cuidar la formación, la economía, la educación, la adaptación y el buen vivir y desarrollo del país y sus habitantes; enseguida o antes, se puede cargar de culpa a la sociedad, por injusta, engreída, irracional, permisiva, expoliadora, explotadora y otros etcéteras que sin duda cabrían como anillo pedido al dedo o traje sastre a la medida;
no se quedarían sin invocar la familia y los padres como responsables de la pérdida de valores y falta de ejemplos para fincar sólidos principios en los hijos; de ahí en delante todo posible responsable o responsables son o serían viables ¡no faltaba más!… incluidos quienes lo digan o digamos para dar clara muestra de que no nos da miedo enfrentar la parte de responsabilidad que se nos pudiese hurgar… finalmente nadie somos “monedita de oro”.
Entonces. Con el debido respeto se puede indagar en algo que se llama colectividad, acaso sea posible abordar esa necesidad de hallar una mutua y posible responsabilidad sin tratar de ser el conciliador ya que, al cabo, lo que de moda está y se hace todos los días desde el programa de comunicación más caro del país:
“la mañanera del presidente”, lo que se hace es: desencontrar y enemistar a unos con otros y otros con unos; menos con los del presidente, eso es, es lo que ahí sucede. Hay una tendencia humana por encima de las ideologías, de la idiosincrasia y de las doctrinas que va en dos direcciones diferentes: hacer. Hacer nos da la posibilidad más expuesta de que existimos y al hacer realizamos el mejor pretexto, motivo, causa o explicación para:
Estar; el que no está no existe; – “hay que existir”; – “pienso luego existo” es una conclusión que permite considerar: tener razón (no es absurdo, más aún, es de sana cordura). Sin embargo, la otra dirección es una que destaca en el país; una parte de las más grandes de la población que, no le gusta “hacer”, hacer por sí mismos, les gusta que les digan que hacer.
Por supuesto los hay los que ni hacer o hacer nada es su preferencia, pero, en realidad en México hay muy pocos, son muy escasos estos. Los hay quienes no les queda que hacer, por alguna deficiencia mental o física, la cual, les impide hacer por sí mismos.
Normalmente son quienes aceptan los modos dictatoriales; que, si lo hacen mal es porque les dijeron que así se hacía y pueden con eso sentirse bien al hacerlo mal, son personas que venden su voto; personas que evitan entender que la libertad inicia con la iniciativa de hacer por sí mismos.
De eso están llenas las urnas de los últimos años, de personas que les gusta que les digan qué hacer. Es cómodo. Es una manera equivocada del comedimiento. Se aceptan réplicas en: [email protected]