A falta de pan, buenas son las tortas
Familias sin tv sólo tendrán libros como apoyo
Por Irene Escobedo López
En un país donde según datos del Banco Mundial tenemos una carencia en lectura y comprensión de poco más del 50 por ciento entre la población, libros de texto gratuitos para quienes no tienen televisor pareciera una solución absurda, pero realista si consideramos la improvisación con la que se está gestando el nuevo ciclo escolar. Sin embargo muchas dudas quedan respecto a la calidad de la educación que recibirán tanto los que tienen tele como los que adolecen.
En Zacatecas el 90 por ciento de los hogares están conformados por familias con un promedio de 4 integrantes. En un momento de tanta tensión como la que actualmente se vive por la pandemia, quienes a regañadientes tendrán que renunciar a estar delante del monitor para que el niño estudie, serán posiblemente los padres y el hermano de en medio.
Por la circunstancia dramática de la economía de la mayoría de las familias, muchos niños dejarán de estudiar, no todos los hogares tienen televisor o canales de paga desde donde se ve la señal de los canales gratuitos, muchos hogares carecen de antenas o aparatos modernos o decodificadores que capten la señal abierta, y el drama apenas comienza, aunque el impacto de la deserción no lo veremos hasta que se formalice el regreso a clases presenciales.
La emergencia sanitaria impone la necesidad de afrontar nuevos retos, si, otros más. Habrá que ponerse a leer y junto con nuestros hijos inevitablemente volveremos a cursar la primaria y secundaria. Como padres no podemos sustraernos del compromiso que implica que los más pequeños salgan lo menos raspados de éste difícil proceso.
Se habla de una generación perdida que no tendrá las herramientas educativas para consolidar los conocimientos, ni una ruta segura para garantizar su desenvolvimiento laboral en el futuro.
Hoy la palabra clave es la acción, tendremos que olvidarnos y dejar a un lado a quién le toca qué y con todo y las treinta cosas que ya tiene que hacer, incluido el solucionar que va a comer mañana, no debemos olvidarnos que debe haber un mañana, en el que nuestros hijos necesitarán del empeño que usted y yo pongamos hoy en su formación.
Conformismo y resignación no es lo mismo. Aceptar la realidad tal cual es, con todo y el televisor descompuesto significa responsabilizarnos de que un modo tenemos que encontrar para ayudar a nuestros hijos. No hay soluciones mágicas en este momento histórico de pandemia para el mundo. La confusión es la misma para padres, maestros, hijos, hermanos de cada rincón del planeta. Si le llevan el libro de texto porque no tiene tele, recíbalo, léalo, estúdielo junto con sus hijos, estamos obligados a ser los mejores maestros, peor sería quedarnos sin escuela. A falta de pan, buenas son las tortas.