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Buscar en un país que duele: análisis de Ruido (2023)

Por Yarahima N. García Carlos

Ruido (2023), dirigida por Natalia Beristáin, es una de las películas mexicanas que más me ha costado terminar de ver, ya que se estrenó en un año donde México y el estado de Zacatecas estaban pasando por violencia extrema.

Este filme retrata el dolor, la tristeza, la impunidad, la rabia y la impotencia de que un familiar desaparezca. Además de este dolor, visibiliza la organización colectiva de las madres buscadoras ante la incompetencia de las autoridades, el cómo tienen que lidiar no solo con el sufrimiento de no localizar a sus familiares, sino también con los constantes riesgos que les impiden continuar con sus búsquedas.

En este texto me gustaría destacar cómo esta película muestra lo que Diéguez (2021) denomina como pedagogía de búsqueda, es decir, cómo las madres (en este caso), a través de experiencias individuales o colectivas, aprenden a buscar a sus hijas e hijos en muerte y en vida, desde diferentes espacios, y en este proceso cómo son amedrentadas por el crimen organizado y la nula protección que reciben del Gobierno.

Breve sinopsis:

Julia, quien es la protagonista, es una mujer mexicana de clase media alta que inicia una intensa búsqueda después de que su hija desaparece sin dejar rastro. Mientras intenta obtener respuestas de las autoridades, se encuentra con madres colectivas, feministas y periodistas que viven el mismo dolor.

Busca a su hija Ger, quien fue de vacaciones con sus amigas y no regresó más. En este camino, Julia descubre que su historia no es única; es parte de una realidad que golpea a México.

Pedagogía de búsqueda:

Como se ha explicado con anterioridad, este término se refiere a aquellos aprendizajes de técnicas que van adquiriendo los colectivos en respuesta a la ineficiencia institucional para buscar a su familiar desaparecido en vida y muerte. Cabe recalcar que estos saberes no son estáticos y se heredan a familias y otros colectivos.

Hacen uso de tecnologías, como se puede observar en Ruido: radios, drones, GPS, cámaras fotográficas, palas, picos, machetes, sensores básicos para detectar tierra removida, grabadoras de voz y más.

Además, han adquirido conocimiento forense desde la experiencia acumulada y compartida: identificación y lectura del terreno (identificar tierra removida, olores, cambios de textura del suelo), manejo básico de registro y patrones del crimen organizado para la localización de fosas clandestinas.

A partir de estos conocimientos, involucran elementos simbólicos de resistencia que les permiten mantener la fuerza para buscar: tejidos, bordados, pañuelos, playeras con fotografías de sus desaparecidos y protestas en la comunidad para exigir justicia.

En la película se observan diferentes maneras de búsqueda: primero en el Servicio Médico Forense, donde Julia va a reconocer el cuerpo de su hija Ger, pero resulta que no es. Después, pega fichas de búsqueda en espacios públicos. En otra escena aparece la protagonista en un círculo de escucha del colectivo real Buscándote con Amor del Estado de México, donde se apoyan emocionalmente mientras bordan.

Julia continúa con la búsqueda en albergues de migrantes cerca del lugar donde desapareció su hija, así como en centros nocturnos y lugares donde existe el tráfico ilegal de personas. También se muestra cómo va por primera vez a una búsqueda de campo con el colectivo real Dignidad por los Nuestros de San Luis Potosí, donde se visibilizan los aspectos mencionados de una búsqueda.

Y, por último, se muestra a Julia en una protesta feminista, donde liga su dolor con la empatía pública, y se percibe cómo estas manifestaciones ayudan a promover el mensaje y el dolor de las madres buscadoras.

Contexto de violencia en México y Zacatecas y amenazas a los colectivos:

Decidí retomar esta película porque la desaparición de personas en México es una constante y va en crecimiento. Hasta 2024 se registran 11,682 personas desaparecidas y no localizadas. Desaparecen más jóvenes entre 14 y 19 años de clase media, no necesariamente relacionados con el crimen organizado, como el discurso político del gobierno quiere hacer creer para justificar su nula acción.

Hace algunas semanas, Buscadoras Zacatecas A.C. tuvieron que abandonar una salida de campo en Río Grande. Cabe señalar que estas búsquedas las realizan de manera independiente y sin protección de la Guardia Nacional. Se encontraban en la comunidad de Mesillas cuando recibieron diferentes alertas para que se retiraran del lugar por la presencia del crimen organizado.

Irene Escobedo (2025) menciona que los colectivos reciben constantemente hostigamientos, amenazas, extorsiones, ataques armados, secuestros, asesinatos y violencia sexual solo por buscar a sus desaparecidos.
También menciona que, desde 2011, 22 personas buscadoras han sido asesinadas en México y 9 han desaparecido durante su labor.

Ruido no solo muestra una historia individual de dolor, sino que evidencia un país donde la desaparición es una práctica estructural sostenida por la impunidad.


Referencias bibliográficas:
Escobedo, I. (2025). Bajo la mirada: Buscadoras abandonan búsqueda en Río Grande. Publicado en Diálogo Jerez.
Alcalá Anguiano, F. & Franco Míguez, D. (2024). Ruido: representaciones mediáticas de las madres buscadoras. Una mirada a través del filme y desde los colectivos de búsqueda mexicanos. Comunicación y Sociedad.
Estrada, S. (2023). Buscadoras en México: repolitizar la maternidad buscando desaparecidos. Lecturas feministas a la crisis global contemporánea. Chile.
Diéguez, I. (2021). Cuerpos liminales. La performatividad de la búsqueda. Ediciones Documenta.