NI PANCHA NI JUANA NI SOLEDAD
Raymundo Carrillo
El país, en sí, no ha cambiado, aunque es otro país, sin duda es, el que para el día de hoy hay. Cuando los gobiernos anteriores, pasaban por corrupción indebida, escandalosa y evidente, el Pueblo, mencionado genéricamente, no decía nada, los últimos sexenios ni siquiera provocaba manifestaciones algún escándalo de políticos, por fuerte que éste fuera.
Hoy, los escándalos de corrupción; de familia presidencial rica, con escándalos de negocios a la sombra de la presidencia, nuevamente salen a la luz pública con evidencias innegables de veracidad. Incluso son escándalos semejantes, no cambian los estilos y modos en los casos de antes y de hoy. La población también, sigue siendo la misma que hace disimulo; únicamente los corrillos antes de las calles, hoy en el internet emiten críticas y divulgan, aunque a medias las verdades.
Pero tampoco provocan manifestaciones tales escándalos. Los medios de comunicación profesionales, siguen siendo los mismos, ahora unos a favor de lo que hay, otros en contra de lo que hay. Si acaso, han cambiado de tener o no tener contratos con el gobierno unos y otros; los que antes no tuvieron ahora tienen y viceversa. Una diferencia hay que reconocer: antes se cubrían o se contrataban más que ahora, ahora, se ha reducido tal cobertura y, se dice que es por ahorrar.
No es aventurado considerar cierto que, muchos dineros se van ahora a la multitud en diferidos segmentos. Esos estratos poblacionales antes no recibían mas que, los servicios gratuitos, en algunos casos y no en todos, de los gobiernos, instituciones, organizaciones y organismos.
Tampoco es arriesgado calcular por las cifras mencionadas y destinadas a esa multitud, que, sin embargo, son menores las cantidades de efectivo erogadas así, en comparación a las cifras que antes se repartían a los gobiernos, gobernantes, organizaciones civiles, organismos independientes, medios de comunicación y otros menesteres todos y nada menesterosos ninguno; era mucho y, ahora sin financiar a los anteriores, en comparación (aunque es odiosa e indeseable, se hace necesaria), es menos lo que hoy se reparte a los segmentos poblacionales beneficiados en efectivo.
Imposible comparar los seis mil millones de pesos trimestrales, o los cuatro mil millones de pesos bimensuales, (que fueran ciento cincuenta mil millones al año), con los gastos por ejemplo de: un aeropuerto ahora más caro que haberlo hecho en Dubay, un tren maya que ya lleva varias veces más, su costo inicial; un programa de sembrar árboles que al norte del país difícilmente llega, y, con costos ya en millones de dólares; para mencionar los más emblemáticos.
Si se tratara de decir algo de otra manera: “a la población le dan las migajas todavía de lo que verdaderamente se está gastando sin claridad y ahora sin transparencia”. Nada más de la estafa de SEGALMEX, las cantidades exceden lo que en dos años del sexenio se hubiera necesitado para dotar de blindaje a los padres y madres cabezas de familia ante al arrebato infame del mercado con sus precios, contra los timoratos aumentos salariales que tanto graznido madrugador tuvo, o ante el embate arrasador que causó la pandemia. Los institutos que se acaban de eliminar, fueron por tres cosas a saber, por ahorro, porque eran corruptos y por inútiles.
Ninguna cosa ha sido comprobada. Lo cierto es que, las fuerzas armadas del país se llevan entre unas y otras lo restante; a la población beneficiada con programas en efectivo, los aumentos les son, insuficientes. La Seguridad Pública que sigue siendo frágil, se lleva una cantidad de presupuesto, incluso no todo presupuestado; ofreciendo como ganancial esta tal inversión, todavía magros y muy pocos buenos resultados. Los nuevos ricos sexenales son una obviedad, eso tampoco ha cambiado.
Los seguidores de tal sistema, ocurrente en todo caso, no se les critica, ya que, sin duda se pasaron también pésimos y terribles momentos en el otro modo de hacer gobiernos. Pero. El asunto por cierto muy trillado, sobre todo en los medios de comunicación masiva que son el internet en sus diferentes aplicaciones y redes sociales, redunda en que: “tan malos son y han sido, los unos como los otros…”.
Uno de los puntos a confirmar es que ¡es cierto!… Había de considerar la población recurrir a las organizaciones políticas que no han tenido la oportunidad de tomar la batuta nacional. Organizaciones que tienen un programa ideológico y científico, con ejercicio experto en coincidir y dialogar con los distintos poderes fácticos e imponderables y, salir de la creencia en que: “más vale, malo conocido que bueno por conocer”.
Lo anterior lleva ahora una salvedad más en observaciones y posibles recomendaciones: “hay nuevas organizaciones políticas, surgen de la creencia; será muy posible entender que irán contra de las otras creencias”, no traen programas cívicos. Vale más prevenir; no se está haciendo. La nueva modalidad del gobierno habido, ha quedado clara, y es, hacer bastiones en nichos no ideológicos, es más, ni idiosincráticos, empieza a dar certificado de actuar a organizaciones dogmáticas.