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El espejismo de la baja inflacion

Por Gilberto González Acevedo

Durante los últimos meses algunos de los indicadores que más pesan en la economía mexicana han mantenido el mismo comportamiento, son ya una película que se repite una y otra vez: las previsiones sobre el crecimiento esperado de la economía se han mantenido en constante revisión a la baja durante ya 3 años, es decir, las expectativas cada vez son peores. La volatilidad en el tipo de cambio peso/ dólar ha sido constante y se mantiene un dólar caro frente al peso. La inflación rompiendo récords de mínimos históricos con todo y el dólar caro-mes tras mes.

Y precisamente en este último indicador, el de la inflación, es en el que el gobierno por obvias razones- se ha centrado para expresar “el buen desempeño de la economía mexica-na” y difundir esto que a simple vista podría parecer una buena noticia. Incluso se puede leer en algunos medios que “la economía mexicana no había registrado jamás un desem-peño tan espectacular, desde que comenzó a medirse el indicador en el año de 1988”.

Decir que el desempeño de la economía ha sido espectacular tan sólo por el comportamiento de la inflación resulta irrisorio. Una vez que se toman en cuenta más factores y se ve el panorama completo uno podría decir que la economía se encuentra más bien espectacularmente estancada. Y la inflación tan baja es un indicador que da cuenta de lo preocupante que es ese estancamiento.

Históricamente cuando en México se sufría una devaluación del peso frente al dólar como la que tenemos hoy la inflación se disparaba debido a que todos los insumos importados subían de precio y por lo tanto, las empresas tenían que subir a su vez los precios que daban a sus clientes.

Eso no ha ocurrido en esta ocasiónlgo es diferente con respecto a las devaluaciones anteriores, pero defi-nitivamente no es el dinamismo de la economía como lo quieren hacer ver, las cifras del casi nulo crecimiento lo demuestran.

El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, ha explicado a qué se debe la baja inflación, y menciona varios factores. Indica que la baja en los precios internos de algunos insumos del sector energético, junto con la caída en los precios de los metales y granos han contribuido a mitigar los efectos en la inflación de la depreciación del peso.

Sin embargo, hay otro factor que resulta determinante para que la inflación se mantenga baja, y es  según Carstens, que el encontrarnos “en un contexto de una demanda agregada débil, ha contrarrestado algunos costos mayores en insumos importados causados por la depreciación de la moneda nacional”. En otras palabras, debido a la debilidad de la economía, las empresas simplemente no han sido capaces de subir sus precios con tal de mantener algo de ventas, lo que los obliga a absorber los costos extra que les pudiera generar el dólar caro.

Con este contexto se entiende que no puede verse a la baja inflación como un buen síntoma, sino más bien como un indicador de lo lenta que va la economía. Podríamos compararlo con una persona que está tan enferma y tan débil que su cuerpo no es capaz ni de generar calentura.

La inflación moderadamente alta no siempre es mala, suele ser también un indicador de que una economía se encuentra en proceso de expansión, un indicador de que la economía es saludable. Lo que tenemos en México es una inflación que dentro de este contexto nos indica que tenemos una economía con anemia.

Lo peor de todo esto es que la situación actual no es sostenible, si se mantienen las cosas como van bajo crecimiento y dólar caro la inflación no tardará en llegar, y si bien el Banco de México tiene la capacidad de evitar que se dispare como en el pasado, no podrá suprimirla del todo. Si esto sucede, ya veremos qué nuevo indicador busca el gobierno para decirnos que la economía va viento en popa.