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El aniversario de la derrota

Por Jaime Santoyo Castro

Muy al estilo del priismo de los 70’s, con un bailongo y un discurso demagogo, populista y narcisista, AMLO celebró su triunfo en las urnas, como diciendo: Los que antes bailaban, ahora se sientan; ¡Y a bailar se ha dicho!. Bailaron los que antes no bailaban, pero se ve que la mayoría de los bailarines no tenían práctica ni experiencia en eso de la bailada, dando pasos sin sentido, unos muy cortitos, otros muy largos, los más muy lentos, ajenos al ritmo de la música; esperamos que pronto aprendan. López celebró su triunfo, pero la sociedad no tiene aún nada qué celebrar y sí mucho qué lamentar.

Los que ahora bailan no saben bailar, y a los que les tocó sentarse no saben qué hacer.  

En las mesas, sentados, tristes, esperando que alguien los invite al baile, están los que antes danzaron, sin atreverse a hablar, ni a moverse. En el PRI, en el PAN y en el PRD, la derrota fue tan severa que nos dejó helados. A un año de distancia no podemos más que lamentarnos y no hemos hablado de frente con nuestras militancias para reconocer nuestros errores y asumir responsabilidades.

No hemos tenido el valor de hablar de la corrupción, de los compadrazgos, amiguismos, cochupos, que nos hundieron.

La sociedad votó hastiada de la enorme corrupción que se manifestó en todos los ámbitos de gobierno y a un año de distancia no lo hemos reconocido.  

La sociedad se manifestó cansada de la impunidad, de ver cómo desde las instancias gubernamentales se protegía a los que quebrantaron las leyes una y otra vez.

Votó contra un ejército de zánganos que se apoderaron de los espacios públicos y se hicieron de los dineros y de los bienes que estaban destinados a atender las necesidades de la población.

Se expresó contundentemente contra la inseguridad y la violencia que lacera  a las familias y erosiona la armonía, la buena vecindad y la tranquilidad y no hemos reconocido, ni pedido perdón. 

¿Cómo podemos recobrar la confianza si antes no somos verdaderamente autocríticos?. Para resurgir hay que hablar con la verdad. La nueva dirigencia del PRI deberá encarar esta circunstancia y cerrarle el paso de una vez por todas, a los corruptos, traidores e incapaces. ¡Ahí tienes un reto, Alito!