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Zacatecas y el “bis” de la estrategia contra la inseguridad

El Plan de Apoyo para Zacatecas pretende iguales medidas que en febrero pasado.

Irene Escobedo López

Nueve meses después del refuerzo policial, el estado aún convive con la mafia,
la criminalidad y la violencia desmedida.

Una cotidianidad dolorosa que demanda justicia y estrategias distintas.

Este jueves la guardia nacional comenzó a patrullar los nueve municipios que se quedaron sin policía. Efectivos federales tomaron el control de la seguridad en Loreto, Apulco, Mazapil, Monte Escobedo, Ciudad Cuauhtémoc, Villa Hidalgo, Villa García, Melchor O- campo, y Tepetongo, tal y como se planteó en el Plan de Apoyo para Zacatecas, presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el marco de su visita a la entidad.

La espectacularidad de la escena, -qué aún no se completa; estarán por llegar todavía 3 mil 848 elementos y helicópteros destinados hacia tres puntos cardinales del estado- la llegada de patrullas y efectivos a los nueve municipios con mayor violencia y sin ley, pareciera advertirnos que, en Zacatecas esta vez hay solución, y que el Plan de Apoyo presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita a Zacatecas es una medida toda nueva, para combatir la criminalidad. 

La estrategia no es nueva. Estamos en el “Bis”, en la repetición de las medidas que en febrero pasado anunciaba el Gobierno Federal “en respuesta a la petición del Gobernador Alejandro Tello”, porque “la fuerza del estado estaba al límite de sus capacidades”. Pero, además, la medida tendría que ser conjunta: “sólo en unidad y coordinación podremos salir a- delante”, habría declarado Tello Cristerna.

Se avizoraba la esperanza. La medida parecía determinante, concluyente y definitiva. Pero ni el compromiso de serenar a Zacatecas o las intenciones de hacerlo de la mano gobiernos y sociedad, fueron suficientes. 

Meses después, con 5 mil efectivos federales a disposición, el estado afrontaría el peor de sus momentos: “785 delitos de alto impacto en octubre en la entidad” (sic), y encabezados en la prensa internacional por ‘el horror desatado en Zacatecas’.

Ahora, con el Plan de Apoyo a Zacatecas cambia el escenario, hay nuevo gobernador, se aumenta la cifra de muertos y atentados y se incrementa el número de efectivos; Javier May Rodríguez, secretario de Bienestar llega pero con menos recursos que en febrero: “2 mil 394 millones de pesos, para ayudar a la reactivación de Zacatecas”, y el gabinete presidencial redondea la estrategia con propuestas para: seguridad, turismo, educación, salud, programas del bienestar, campo, recursos naturales, carreteras, migrantes.

Tales propuestas, con todo y lo inalterable de la estrategia, no pueden caminar solas.  En nueve meses Zacatecas no puede estar otra vez en el punto de partida porque no se comprometió a cabalidad la capacidad del gobierno federal o estatal para hacer que se cumpla lo prometido más allá del solo optimismo y la esperanza.  No se debe dejar solo a Zacatecas, el acompañamiento debe de ser permanente.

ATENDER LAS CAUSAS

El presidente López Obrador, propone atender las causas de la inseguridad y en efecto, la actividad criminal nace y se consolida a raíz de las desigualdades sociales, el desempleo, los bajos ingresos, la falta de solidaridad. La mafia lo sabe y lo asume. Recluta a pobres y desesperados, sustituyendo muchas veces la labor del estado. Soporta además todos los embates y lo hace porque no solamente la desigualdad es causa, sino porque la sociedad misma es parte activa de una delincuencia que funciona como empresa privada, y como tal debe de venir combatida. 

Giovanni Falcone el juez italiano que marcó un gran precedente en la lucha contra la mafia a menudo “exhortaba a sus interlocutores a tomar en consideración los intereses económicos (de la mafia) como puntos cruciales para atacarles, evitando un justicialismo espectacular y, de hecho, improductivo”.

Algunos estudiosos del impacto de la criminalidad en la economía de México destacan que el incremento de las actividades delictivas que vulneran más significativamente la actividad económica son los homicidios y secuestros. 

En el estudio “Delincuencia y Actividad Económica en México”, se  determinó que existe una relación directa entre la inseguridad que prevalece en México y el comportamiento de su economía. Por medio de la estimación de ecuaciones de cointegración fue posible para los autores, determinar que, ambientes más violentos e inseguros se asocian con un desempeño menos favorable de la economía.

El análisis, publicado en Scielo -proyecto colaborativo para la difusión de la ciencia-, concluye que incrementos en la delincuencia se asocian con disminuciones en la dinámica económica. Pero enfatiza también que es habitual que la población se ‘acostumbre’ a la inseguridad, pero no a la deficiencia económica generada por esta.