Navegar / buscar

ZACATECAS SE SUMA A LA JORNADA NACIONAL POR LA PAZ

“La violencia criminal y sus secuelas se siguen haciendo presentes en todas las parroquias y comunidades de nuestra Diócesis”, afirma Obispo de Zacatecas

Irene Escobedo López

¿Cuándo terminará esto?, me preguntó una víctima. De momento me quedé mudo, sin saber qué responder, impotente al ver correr lágrimas de sufrimiento. Escuché con atención las diversas experiencias vividas, todas al límite de las fuerzas”

La pregunta angustiosa se la plantean las víctimas de violencia al Obispo de Zacatecas, pero no hay respuesta alguna. El propio Jerarca se la demanda a si mismo también. La violencia, afirma Monseñor Sigifredo Noriega Barceló, es una realidad que vivimos un día sí y otro también.


A su paso, durante las visitas a parroquias y comunidades, Monseñor ha encontrado a las víctimas de la violencia, personas que han vivido en carne propia lo más inhumano de la violencia: secuestros, desapariciones, asesinatos, extorsiones. “La maldad en su crudeza, por un lado; el coraje, el miedo, la impotencia, la incertidumbre, por otro. Es indignante constatar cómo se negocia con el sufrimiento humano” describió.


A la escucha de los que sufren las consecuencias de la violencia, de la inseguridad, el Obispo de Zacatecas Sigifredo Noriega ha recogido angustia, ha confirmado textualmente y sin abundar en detalles, lo que ya es innegable:

“La violencia criminal y sus secuelas se siguen haciendo presentes en todas las parroquias y comunidades de nuestra Diócesis”.
México es el país de América Latina más peligroso para ejercer el sacerdocio.

Asesinatos, extorsiones, atentados y desapariciones de religiosas y religiosos han marcado a la Iglesia Católica y consternado a todos, una violencia sostenida en el tiempo, cada vez más inhumana, que ha traspasado sexenios y que no se detiene, mientras la Iglesia exige justicia, cambio de estrategia en el gobierno y también llama a una Jornada Nacional por la Paz.


La barbarie de la violencia contra integrantes de la iglesia católica acumula años de dolor, de sufrimiento, 72 vidas de religiosos perdidas, 79 sacerdotes agredidos, un número indeterminado de extorsiones, agravio a templos y desaparecidos, son parte de los acontecimientos violentos contra el clero, la mayoría, el 80 por ciento no resueltos, revela la Unidad de Investigaciones Especiales del Centro Católico Multimedia (CCM).
Bajo amenazas, con extorsiones, levantamientos, tortura y asesinatos, el crimen organizado ha lastimado en México a sacerdotes, religiosas y religiosos.

El reporte Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México nos coloca como un país de riesgo para los sacerdotes y precisa el dato: Han perdido la vida 1 cardenal, 61 sacerdotes, 1 diácono, 4 religiosos, 9 laicos y una periodista católica, además 2 sacerdotes están desaparecidos.


Al reporte se suma también, la muerte de un niño de 3 años asesinado en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, en Fresnillo, Zacatecas, y el asesinato de dos sacerdotes jesuitas, en la sierra de Chihuahua, además de la retención ilegal al Obispo de Zacatecas, en un puesto de control operado presuntamente por el crimen organizado al norte de Jalisco.


“Necesitamos estar unidos en este momento en que la indignación de nuestro pueblo, ante la barbarie de la violencia, nos están abriendo una puerta para la paz”, es el mensaje con el que se firma la iniciativa de la Jornada por la Paz.


Los que sufren de violencia han buscado el camino del perdón. Monseñor Sigifredo Noriega describe la esperanza encontrada en medio del dolor de las víctimas:


“Si no hubiera rezado a Dios y a la Virgen no hubiera resistido me dijo otra víctima. Una señora vestida de luto balbuceó dos palabras que me hicieron sentir que sí es posible que la violencia asesina termine pronto. Perdón y paz, dijo la señora, con lágrimas de esperanza”, compartió Monseñor.
Esa misma confianza es la que ahora conduce a la Iglesia en Zacatecas a unirse a la iniciativa de la Jornada de Oración por la Paz, un movimiento respaldado por las instituciones religiosas al interior de la Iglesia Católica y que iniciará este domingo 10, cuando en todos los templos la Eucaristía se ofrezca en memoria de los sacerdotes asesinados.


La de este domingo, será el inicio de una Jornada de veinte días de luto y de esperanza para la Iglesia Católica, por los asesinatos de sacerdotes religiosos y religiosas, y también por las víctimas de violencia, feminicidios, desaparecidos y los que han sufrido una muerte violenta.


El Obispo de Zacatecas, ha hecho el llamado a toda la diócesis para unirse a la celebración, para que “de la oración persistente y perseverante pasemos a la búsqueda de acuerdos para construir una paz verdadera y duradera”.
Dentro de la Jornada Nacional por la Paz, está además la intención de delebrar misas y oraciones comunitarias.

Se ha convocado a la población católica, para que del 10 al 30 de julio, se congregue en oración en lugares ‘significativos’ que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.


“Ahí existe una herida que sanar y ahí está la fuerza que hoy necesita el país para construir la paz. Hacer memoria de la muerte y resurrección de Jesús, en estos lugares, transformará el miedo en fuerza para construir la paz”, se lee en el comunicado emitido por La Conferencia del Episcopado Mexicano, La Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, principales convocantes de la Jornada por la Paz.


Orar por los victimarios


Las Jornadas por la paz tienen una singularidad, durante las eucaristías del día 31 de julio, fecha en que se cierra la oración, se pedirá por los victimarios, aquellos que han cometido violencia, asesinatos, secuestros, extorsiones.


Las Congregaciones convocantes lo explican así: “Como signo profético de nuestra Iglesia, oraremos por sus vidas y la conversión de sus corazones, tendamos la mano para recibirlos con el corazón arrepentido a la casa de Dios. Ellos también son nuestros hermanos y necesitan de nuestra oración. No más violencia en nuestro país”.


ORACIÓN POR LA PAZ


“Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, dales el don de la conversión.
Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades.
Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna. María, Reina de la paz, ruega por nosotros”.