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¡¡Y nosotros acusando a Colón!!

Jaime Santoyo Castro

Nuestra vocación de adalides de la justicia y la defensa de los derechos humanos, no puede quedar en duda; y por ello nuestras autoridades federales, han iniciado una especie de proceso para castigar a los Reyes Católicos que financiaron la conquista de México y especialmente para someter a prisión sin derecho a fianza al terrible Cristóbal Colón que capitaneó la osadía, y ya andan buscando, para requisarlas, las naves que fueron bautizadas con los nombres de la Pinta, la Niña y la Santa María, como instrumentos del delito; por ahí las deben de tener escondidas.

A la malinche, y a algunas tribus que se aliaron con los invasores españoles no los buscan aquí, porque para eso tenemos a los gringos, quienes no tardan en detenerlos, acusados de recibir sobornos, de lavado y terrorismo, y donde les van a sacar toda la información del comportamiento de Moctezuma y de Cuauhtémoc.

A Colón lo bajaron de su pedestal pero le dieron, como a Lozoya, el criterio de oportunidad, y lo tienen entretenido en un lujoso taller de lavado y sopleteado, anotando la información que le va a dar a la fiscalía especializada para ese caso, y después que la Corte decida. ¡¡Justicia pronta y expedita!!

Total; ya tendremos tiempo para atender nosotros mismos los graves problemas de corrupción, de traición a las instituciones y a la patria; de enriquecimiento ilícito, de lavado de dinero, de narcotráfico, de impunidad y del robo de medicamentos contra el cáncer.

¿Nosotros para qué nos preocupamos? Si de eso se ocupan en los Estados Unidos. Ellos han sentenciado a los más importantes capos de la droga mexicanos y a algunos de los políticos corruptos, aunque también se ven un poco lentos y selectivos, pero ahora que Trump está necesitado de votos y de popularidad, hay que darle oportunidad para que enarbole esas causas, y a nosotros que nos deje las que verdaderamente nos han lastimado históricamente, como la conquista. Es más, para ayudarle a Trump quizá habrá que pedirle a los descendientes de Francisco Villa que le ofrezcan una disculpa a los Estados Unidos por la invasión de Columbus, y si fuera necesario, habrá que extraditar su cadáver, ¡¡Faltaba más!! Para eso son nuestros aliados y nuestros amigos. Vamos bien. ¿No cree usted?