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Transmisión sexual

Antonio Sánchez González. Médico.

El número de casos de infecciones de transmisión sexual (ETS) se está incrementando en los países ricos después de una disminución firme y sostenida durante décadas.

La sífilis, por ejemplo, puede causar mortinatos y muertes infantiles, y años después puede provocar ceguera, demencia o parálisis. El resurgimiento es el resultado de múltiples factores que incluyen el uso inconsistente del condón y el abuso de drogas recreativas ilícitas. Al mismo tiempo, algunas ETS comunes, como la gonorrea y la shigelosis, son cada vez más difíciles de tratar debido a la resistencia a los antibióticos. En los Estados Unidos, que tiene las tasas más altas de enfermedades de transmisión sexual en el mundo desarrollado, la crisis de estas enfermedades prevenibles está costando unos 16 mil millones de dólares anuales en gastos de atención médica.

Ahí mismo, casos de gonorrea, clamidia y sífilis, tres de las enfermedades de transmisión sexual tratables más comunes, aumentaron en aproximadamente un 10% en 2017 hasta el récord de casi 2.3 millones de casos. Con la sífilis, la tasa anual de casos reportados en los Estados Unidos casi se ha duplicado en los últimos años. Esta tendencia también se ha visto en países como Francia, Bélgica, Irlanda y el Reino Unido Los casos notificados de gonorrea se duplicaron aproximadamente entre 2013 y 2017 en Australia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Noruega, España y Suecia. El número de diagnósticos en Inglaterra aumentó un 26%, la cifra más alta en 40 años. En México, las ETS son una de las primeras 5 causas de necesidad de atención médica.

Detrás de la epidemia está el abuso de drogas. Mientras que la mayoría de los aproximadamente 6 millones de casos de sífilis que ocurren anualmente se encuentran en países de ingresos bajos y medianos, algunos de los mayores aumentos anuales se encuentran en países ricos, en los que la enfermedad se ha extendido a la comunidad en general desde algunos grupos de alto riesgo, como los hombres homosexuales y bisexuales en asociación con un aumento correspondiente en el uso de drogas sexualizadas como las metanfetaminas, o drogas inyectables, como la heroína, que facilitan el sexo sin protección con múltiples parejas. De manera similar, en Europa, tales prácticas han demostrado favorecer el trabajo sexual y el comportamiento riesgoso, especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres.

Pero hay otros factores. Por ejemplo, la disminución de la mortalidad por SIDA desde mediados de la década de 1990 se ha asociado con un repunte en los casos de sífilis entre hombres que tienen sexo con hombres. La introducción de medicamentos para prevenir la transmisión del VIH ha demostrado ser muy prometedora en la reducción de nuevas infecciones entre estos hombres, pero también se ha asociado con un uso menos consistente de condones, uno de los mejores medios de protección contra otras ETS.

Cada agente infeccioso representa peligros particulares. Por ejemplo, hasta el 40% de los embarazos en mujeres con sífilis no tratada terminan en aborto espontáneo o muerte infantil prematura y los bebés sobrevivientes pueden sufrir anormalidades que incluyen defectos esqueléticos, discapacidad auditiva y meningitis, que pueden causar retrasos en el desarrollo y convulsiones. El 80% de las infecciones por clamidia son asintomáticas, pero aun así se puede transmitir a través del sexo. La infección es particularmente grave para las mujeres. Si no se trata, puede moverse al tracto reproductivo superior, lo que resulta en una enfermedad inflamatoria pélvica y en hombres puede causar enfermedad articular.

En términos generales, los médicos consideramos que las ETS son un barómetro del acceso a la atención médica de una comunidad: las peores tasas ocurren en los grupos con menos probabilidades de ser probados y tratados. El incremento en el número de casos es una señal de alerta acerca de la eficacia del sistema de salud.