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Solemnidad y alegría en el Día de Muertos.

 La celebración en Zacatecas y los rituales indígenas de México

Irene Escobedo López

La celebración del día de muertos en Zacatecas con apenas medio siglo de antigüedad, es una de las tantas valiosas construcciones que existen en México para rendir culto a la muerte.

A diferencia de otras regiones donde la celebración del día de muertos obedece a ritos indígenas y costumbres religiosas milenarias a nuestros muertos aquí se les recuerda llevando ofrendas y flores a los camposantos y algunas veces también con altares.

La muy reciente tradición del día de muertos en Zacatecas con sus 50 años de antigüedad, ha trascendido también como una celebración que le da identidad a nuestro territorio y sus habitantes sobre todo por el peculiar y único canto con el que los niños ataviados con disfraces piden el muerto.

Los majestuosos panteones como el de Dolores en Jerez, un museo en piedra de cantera dónde se erigen monumentos en tumbas y criptas o, el de la Purísima en Zacatecas son parte también de la tradición. Se han convertido en puntos de atracción dónde como parte de la festividad se venera a los difuntos con ofrendas y se visten de algarabía las tumbas en los camposantos.

La idea de muerte está presente en todas las culturas del mundo y casi todas coinciden también con el objetivo del reencuentro y con la ofrenda de alimentos rezos y cantos. El sentido de festividad sin embargo, es único en México

La riqueza cultural de día de muertos está presente en todo el país: Aguascalientes con el arte de la Catrina, Jalisco y Michoacán con sus ritos indígenas que se recitan a modo de los huicholes y tepehuanes.

Durango, Chihuahua y Sinaloa con los cultos tarahumaras o las ricas expresiones del centro y sur del país como en Ixmiquilpan en el Estado de Hidalgo, un pueblo de migrantes dónde según la tradición, muertos y vivos se reencuentran cada mes de noviembre para festejar a la muerte.

En Tlacoapa Guerrero, una de las regiones más pobres del país se acostumbra colocar altares y ofrendas qué se preparan con una anticipación casi de 15 días. Los nahuas en el sur, también en Guerrero inician un mes antes los festejos a sus difuntos, con repique de campanas y rezos para venerar la imagen de las ánimas.

Los purépechas en la zona lacustre y montañosa de Michoacán, realizan novenarios y al final sacrifican a un cerdo con el que elaboran pozole, platillo que al consumirlo, marca el inicio de la celebración de los muertos qué conmemoran también con una vigilia en los panteones.

Los pueblos Yaquis en Sonora realizan procesiones todo el mes de octubre, las qué culminan con el levantamiento de altares que denominan ‘tapancos’; el día primero de noviembre hay danzas de matlachines y visitan los cementerios el 2 de noviembre.

Los zapotecos, uno de los pueblos indígenas más numeroso de Oaxaca, festeja desde días previos a la celebración, con el rito de invitación para el regreso de los muertos. En la víspera de la fiesta colocan altares y durante la celebración piden perdón a sus difuntos por las eventuales ofensas que hayan cometido en su contra. Los días 3 y 4 despiden a sus difuntos.

Los zapotecos de los valles centrales de Oaxaca, mantienen permanentemente, un altar dedicado a sus muertos qué con la llegada de noviembre revisten de flores y alimentos.

La diversidad qué tiene la celebración día de muertos y el profundo sentido festivo de la vida y respecto a la muerte, los ritos indígenas, las celebraciones paganas con todas sus cualidades, son características que han hecho posible que a México se le otorgue el reconocimiento cómo Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por parte de la UNESCO a partir de 2003.

Flores y cantos, altares y ofrendas, vigilias en camposantos y visitas a templos forman parte de los rasgos qué le dan identidad en México a la fiesta de los fieles difuntos.

Son todas muestras ataviadas de diversidad cultural, en las que se recuerdan a los difuntos pero que engloban un mismo significado: el de la vida más allá de la muerte un acontecimiento qué para venerarlo implica la construcción de altares que simbolizan la escala que el hombre tiene que sortear para acercarse a Dios y al cielo

En la antigüedad en Europa principalmente al morir los ricos y acaudalados se les enterraba en los altares porque así adquirían el derecho de estar más cerca para la mediación con el creador y la expiación de sus pecados. A los pobres se les lenterraba en los patios y la comunicación con Dios interpretaba como lejana por eso actualmente en el mundo la festividad del Día de Muertos implica principalmente la construcción de altares como una forma de acercar a todos a la oportunidad de redención, ganar el perdón y un lugar en el cielo.