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Síntesis de la exasperación

Irene Escobedo López

En México el voto es libre y secreto, pero desde el extranjero la prensa en campaña, viene a sugerirnos por quien ejercerlo. Valiéndose de la pluralidad, del derecho a la información, a crear opinión y de toda la parafernalia que supone que un medio está aportando su parte a la democracia, The Economist presupone también discapacidad intelectual en los mexicanos y califica al Presidente López Obrador como falso Mesías.

En torno al hecho, hay todo tipo de reacciones –abundan los que la celebran- pero AMLO no se desmoraliza. Su respuesta al artículo fue mesurada. Con un tono que se advierte un tanto velado emitió su opinión respecto al intento de denigración de la figura presidencial y de la capacidad de decisión de los mexicanos.

El tono fuerte y petulante del cotidiano -que involucra a justos y pecadores en este país- deja una marcada sospecha de contubernio con intereses políticos nacionales interesados en desinformar desde la perspectiva de un medio que sigue una línea editorial liberal y vaya que estamos hablando de un semanario que siempre se ha destacado por la seriedad de sus publicaciones, pero es clara también su tendencia –en todo el mundo se cuecen habas- a influir en los cargos de responsabilidad política y económica, salvo que en esta ocasión el aporte se lee insultante y hasta despreciativo.

No creemos que el hecho debilite al Presidente. cuya reacción no ha sido intimidatoria pero tampoco importante para el medio británico que habría recibido una carta diplomática desestimando el contenido del artículo. Creemos que el derecho de réplica subsiste, pero hasta ahora nada ha modificado la posición del semanario. Mientras tanto el Gobierno de México ha asumido simple y sencillamente, que el hecho es síntesis de la exasperación.