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Sin ciego y a ciegas

Por Irene Escobedo López

La Agencia Bloomberg y su red de información publicaron recientemente un estudio comparativo del avance mundial en la vacunación de la población para la prevención de Covid 19. El organismo que pretende ser uno de los más serios en materia de bases de datos con uso de tecnología avanzada concluyó que de seguir al paso que vamos,  México tardaría 10 años en vacunar a su población. El riesgo radica en que la lentitud del proceso  puede complicar la propagación y dar paso a que nuevas cepas -más peligrosas- se difuminen sin clemencia entre los mexicanos.

Desde la Unión Americana ya surgieron por ahora, recomendaciones como la emitida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que sugiere el uso de dos cubrebocas a la vez y una máscara de alta protección para evitar contagiarse con las nuevas cepas. Pero en México no solo hay paso lento para aplicar la vacuna, sino también desinterés para el uso de cubrebocas. Hay quienes ni después de un contagio han aceptado su uso, ni esperar entonces que lo hagan por partida doble.

La única esperanza se tiene entonces en el arribo de las nuevas vacunas la rusa y la china, aprobadas al vapor (de ‘emergencia’ diría el gobierno) y que pronto estarán circulando. Lo dudoso de tal aprobación es que Cansino apenas este mes logró recabar tres cuestionarios por paciente participante en fase III experimental, (antes de esta fecha se durmió en sus laureles) para corroborar los posibles  efectos adversos de la dosis. Es más ya Marcelo Ebrad había anunciado el martes pasado que estaba aprobada la vacuna y aún seguían llegando cuestionarios para recabar información de secuelas. Y peor aún,  los laboratorios todavía este jueves nos informaron por escrito (entiéndase WhatsApp) que “están en espera de que Cofepris autorice” por lo que no hay fecha definida para abrir el ciego (evidencias). Entonces sin ciego iremos a ciegas. Que Dios nos ampare.