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Se afianza la entidad como bastión del catolicismo

El 97 por ciento de la población del Estado sigue siendo católica pero la práctica religiosa ha decrecido

Irene Escobedo López

Otros cultos no católicos apuestan por ganar adeptos ofreciendo ayuda social en zonas de alta marginación urbana y del semidesierto

Mientras que en México son ya casi 10 millones de habitantes los que se han declarado sin religión y son cerca de 14 millones las personas que han optado por la diversidad religiosa,  el Estado de Zacatecas junto con la región occidente del país continua consolidándose como monopolio católico del país con el 97 por ciento de creyentes, cifra por encima de la media nacional.

El exclusivismo religioso que ha alcanzado Zacatecas en los últimos años ha sido a tal magnitud significativo que a nivel nacional junto con los Estados que conforman la zona occidente del país como Jalisco, Aguascalientes, Colima y Guanajuato, se está convirtiendo en núcleo importante del catolicismo en México.

De acuerdo al último censo de población y vivienda 2020, cuyos resultados fueron presentados este año, la población de Zacatecas que asintió positivamente ante los encuestadores de ser bautizada y creyente de la religión católica fue muy cercana a la población total del Estado, pues son católicos actualmente un millón 573 mil 340 zacatecanos.

En 55 de sus 58 municipios, el Estado de Zacatecas ha logrado mantener la tradición católica, como resultado de la herencia familiar y de la alta infraestructura eclesial, sostendría un análisis censal del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

A nivel nacional, 100 millones de habitantes hacen aún posible que el país continúe siendo una nación eminentemente católica, pero la pluralidad religiosa va ganando terreno y ha crecido en un 80 por ciento en los últimos 20 años, colocando a los cristianos o evangélicos como el segundo grupo religioso más fuerte de México con  14 millones 095 mil creyentes; un tercer grupo estaría integrado por seguidores del judaísmo, islámicos, raíces étnicas, espiritualistas y otros.

En el Estado, la población afiliada a otras religiones no católicas no llega a un punto porcentual de crecimiento, no obstante que en la Diócesis de Zacatecas se concentra uno de los municipios con la mayor población indígena (64.8%) de la zona norte del país, Mezquitic Jalisco, donde la religión étnica pudiera ser el contrapeso del catolicismo en la región.

Pero hasta entre los indígenas huicholes de Mezquitic, solo el 50 por ciento practica la religión étnica en la que adoran a cuatro principales deidades: el maíz, las águilas, los ciervos y el peyote. La otra mitad, son católicos.

El alto porcentaje de zacatecanos católicos no exime a que otros credos estén abriéndose paso sobre todo en el semidesierto y en las zonas marginadas de las ciudades con mayor densidad poblacional donde confluyen Pentecostales, Adventistas, Iglesias del Séptimo día, Bautistas, Testigos de Jehová bajo una misma táctica la religiosidad ataviada de asistencia social y emocional a los más vulnerables.

No pocos de estos grupos religiosos minoritarios basan su expansión en ofertar servicios sociales, de salud, educativos psicológicos y hasta vivienda. El diezmo hace parte de su práctica y hay quienes hasta cirugías plásticas han promocionado.

Así lo describe Judith Pérez Sandoval, quien perteneció como “hermana” a una Iglesia Cristiana del movimiento Pentecostal: “viene de todo, gente que es parte de la misma iglesia y tiene su profesión y su oficio y que de manera desinteresada, para retribuir su fidelidad a los hermanos ofrecen sus servicios. En una ocasión hasta cirugías plásticas se ofrecieron con la ayuda de una clínica que quiso colaborar”.

Judith dejo de pertenecer a lo que ella llama “una filosofía pentecostés” y se adhirió posteriormente a una Iglesia Bautista, donde dice encontró un ambiente más moderado, pero cuyos preceptos se contraponen también al cristianismo que ya practicaba. “ahora soy ‘un solo Jesús’, esto significa que no creemos más en la trinidad como antes con los pentecostales o con los católicos” del resto junto a los seguidores de ésta creencia, ella  estudia la biblia versión Reina Valera y practica el diezmo y la oración comunitaria.

En religión como en política el cambio de ‘adscripción’ es algo cotidiano. Las cifras de carácter religioso de nuestro país confirman la gran movilidad entre religiones. Un informe denominado “Territorios de la Diversidad Religiosa” da cuenta de que en el catolicismo es común que  los hijos rechacen la religión de sus padres y opten por otros credos. Hay quienes crecen en hogares (4.8%) donde el padre y la madre tienen una diferente creencia y esto evita el tradicionalismo y que los descendientes busquen alternativas de acuerdo a su propia ideología.

Hay también otras razones para la gente opte por no pertenecer a ninguna religión. Los no creyentes dicen las estadísticas, no son solo ateos, son también escépticos, agnósticos y todos aquellos que no quieren pertenecer a ningún grupo religioso o buscan la espiritualidad sin presencia religiosa.  A nivel nacional conforman ya casi 10 millones de personas.

Ser parte de la religión dominante significa que todos están bautizados bajo un mismo precepto, el católico, pero no necesariamente que estén convencidos de ejercer los mandatos, congregarse, ser practicantes. Los católicos dedican cada vez menos tiempo a la religiosidad.  Como consecuencia del aislamiento los fieles se sienten alejados de la religión.

Catedral Basílica, Iglesia de Fátima, Santo Domingo y cada una de las 122 parroquias que integran la diócesis de Zacatecas han evolucionado a la par de las actuales condiciones de la pandemia y transmiten sus servicios online. Sin embargo ha sido escasa la respuesta de los usuarios católicos, por misa apenas se conectan de a cinco o diez personas.

Un fenómeno similar sucedió durante la peste negra, cuando el grueso de la comunidad de fieles, termino desplazando su religiosidad a los momentos previos a la muerte y descuido todo propósito de una vida cristiana, “una corrupción de la religiosidad a la que el clero no supo poner freno”, advertiría un artículo  de Historia y Vida publicado por el diario español La Vanguardia.