Se vislumbran en la educación medidas que sin duda ocasionarán un retroceso

Demasiada polémica han desatado desde tiempos de campaña los puntos de vista del ahora ejecutivo federal, cuando se refería a la que él calificaba como “mal llamada reforma educativa”, declaraciones muy variadas que hacía, dependiendo del lugar donde se encontrara, el momento y según el tipo de audiencia que tuviera.

Nunca se supo en realidad cuál sería su postura, precisamente por sus contradicciones constantes al respecto, pero finalmente terminó cediendo a las presiones de los sindicatos que serán decisivos en la asignación de plazas, así como promoción a puestos de dirección y supervisión y por supuesto, otros beneficios que tienen relación con lo económico, principales demandas y objetivos que todo el tiempo han perseguido las dirigencias tanto del SNTE como de la CNTE.

Supuestamente la Secretaría de Educación Pública asignará las plazas, pero atendiendo las “sugerencias” de los sindicatos, una práctica añeja que se pretendía eliminar con la reforma de la pasada administración y la cual echó abajo el gobierno de López Obrador, como les prometió a grupos de maestros disidentes que ahora festejan las nuevas determinaciones, grupos que siempre han representado un capital político para el tabasqueño que a base de manifestaciones, marchas y plantones consiguen lo que quieren, incurriendo no en pocas ocasiones al vandalismo y destrozo de instalaciones, secuestro y quema de vehículos, delitos que por supuesto, nadie castiga.

Esto no parece ser un futuro promisorio para la educación en México, la cual se planteaba mejorar, sin embargo, ahora se vislumbra irremediablemente un retroceso.