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Rebelión en el PRI

Jaime Santoyo Castro

El plantón que han hecho en estos días en las afueras de las oficinas de Insurgentes Norte en el PRI un grupo de personas comandadas por Nayelly Gutiérrez y Ulises Ruiz, más allá de los argumentos en los que se escudan, y las respuestas de los que defienden a la dirigencia actual, debe verse como una expresión de la mayoría de la militancia, desencantada por los resultados que arrojó la votación popular.

En lo personal yo coincido con los argumentos que señalan, pues en efecto, para nuestro partido han sido verdaderamente desastrosos. De manera contundente el voto popular nos retiró su confianza en ocho estados de la república en que gobernaban las siglas del PRI, 250 presidencias municipales, 18 Legislaturas locales, 140 Diputados locales, y sólo ganamos 11 Diputaciones Federales, de 300 que estuvieron en disputa. Nadie puede manifestarse orgulloso de ello.

Esta guerra verbal contra Alito y su grupo nada resuelve, y sólo deja ver una disputa por lo que quedó del Partido, en aras de negociar en nombre de la democracia, y de la división de poderes, como en muchas ocasiones se ha hecho. Alito y su grupo se ha apropiado de la dirigencia del partido y de la Coordinación de disminuida Bancada priista en la Cámara de Diputados, y les aseguro que ni una ni otra será puesta al servicio de la militancia. Eso ya ha quedado demostrado. La militancia anda  por un lado, y Alito por otro.

Pero más allá de la dirigencia, y de los pretendidos reclamos de compra de votos, y de la existencia de presiones y amenazas, que sólo desvían la atención, debemos afrontar la realidad, pues la voluntad popular expresada en las urnas, de manera  consciente; o amenazada, o comprada, o como sea, mandó un mensaje de rechazo.

No nos hagamos bolas. El voto es el resultado de la decisión de cada elector.  La gente antes de marcar la boleta ya tomó una decisión. No se improvisa ni se vota al tin marín. Cada votante en su conciencia carga la convicción de que la autoridad ha cumplido o no con su encomienda, y dependiendo de ello, premia o castiga y el PRI fue castigado, porque en el ámbito territorial y de competencia de cada cargo sujeto a votación, le falló a la ciudadanía y así, la militancia verdadera paga por los malos gobiernos. Pagan justos por pecadores.