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Rebasados por los abrazos y por la inflación

Irene Escobedo López

Ya faltan cuatro meses para que termine el año y a estas alturas del año los elementos activos y retirados del Ejército y Fuerza Aérea y de la Secretaría de Marina siguen a la espera de que sus haberes sean ajustados al costo de la inflación.

Son uno de los pocos sectores que desde 2021 no han visto incrementadas sus percepciones, pese a que el salario mínimo aumentó en enero pasado de manera generosa para el resto de los trabajadores.

Hubo una promesa por ahí del mes de mayo, para revisar la situación salarial de los militares, seguirían ellos, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero ya es agosto y como se dice en el medio no ha caído el Borrego, de tal suerte que tendrán que seguir manteniendo la esperanza de que las promesas se cumplan.

Mientras tanto el glorioso ejército de paz, como han sido tradicionalmente las fuerzas armadas de México, sigue en su labor contemplativa, rebasado por los besos y abrazos, con mucho trabajo en los cuarteles, por la mucha burocracia que allí adentro se maneja y ahora también rebasados por la inflación.

Si bien es cierto, que, aunque raquítica, el soldado tiene su cuota de alimentación y recibe religiosamente sus tres tercios, desayuno, comida y cena, también hay que destacar que detrás de cada uno hay familias, hijos, padres hermanos, haciéndole frente a la crisis económica con muy poco en los bolsillos