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RAMÓN LÓPEZ VELARDE, PRECOZ PERIODISTA POLÍTICO

José Muro González

Ramón López Velarde, nuestro consagrado poeta y escritor, no sólo fue el autor de poemas y textos literarios que han sido reconocidos y celebrados por los más destacados críticos literarios de México y por el público admirador de su obra, sino que también escribió artículos periodísticos de índole política.

López Velarde comenzó a publicar este tipo de artículos siendo estudiante de Derecho en San Luis Potosí, cuando tenía la edad de apenas 21 años. Los escribió, primeramente, para el diario El Regional de Guadalajara y, posteriormente, para La Nación de la ciudad de México, medios en los que publicó un total de 155 artículos y editoriales políticos, que representan una parte considerable del total de su obra publicada.

La mayoría de estos artículos y editoriales políticos fueron escritos desde mediados del año de 1912 y hasta febrero de 1913, es decir en un periodo menor de un año. Lo destacado de este segmento de la obra de Ramón consiste en que, pese a la juventud del autor, él hace gala, también en este campo, de un magistral manejo del idioma y da constancia de una gran cultura; es un joven bien informado sobre la política y que sabe leer acuciosamente la prensa.

Estos artículos y editoriales de corte político rezuman el gran humanismo que proviene de la cultura greco-latina. Desde luego, gracias a su formación de abogado, López Velarde, a través de su participación en este periodismo que versa sobre la cosa pública, muestra un hondo conocimiento del derecho administrativo y, por tanto, de la forma en que funciona la Administración Pública.

En sus artículos, Ramón pugna, vehementemente y aun mediante el uso de violencia verbal, por un gobierno democrático y una revolución pacífica y que se liquide el feudalismo porfiriano. Desde luego, fiel a la ideología enarbolada por Francisco I. Madero, el joven periodista está a favor de los ideales maderistas de defensa de las virtudes del sufragio libre, en la renovación de poderes y en la limpieza moral de los gobernantes. No obstante, José Luis Martínez, importante crítico de la producción velardeana, en su libro “Ramón López Velarde. Obras”, no trata favorablemente a la sección de los artículos periodísticos de corte político escritos por el poeta.

El connotado crítico señala que, en su prosa política, López Velarde, “nos hizo ver un aspecto de su personalidad que, por endeble y circunstancial, descomponía un poco la imagen puramente literaria que hemos querido conservar” y llama a esa porción una “sección menor de su obra…” Señala también Martínez que “el periodismo político es la sección menos consistente de la obra de López Velarde.

El escritor juvenil aún no alcanza su madurez espiritual…” Asimismo, sostiene el crítico que “sus ideas carecen de fuerza intelectual y de temple periodístico”. Parece extraño que José Luis Martínez, en su importante libro, no haya hecho una excepción, dentro de su opinión generalizadora sobre la producción político-periodística de López Velarde, y haya omitido hacer una valoración sobre un importante e interesante editorial político, revestido de un intenso matiz poético. Se trata del artículo titulado “Blanquet”, publicado por Ramón en el periódico El Pueblo, el 4 de mayo de 1919, es decir siete años después de sus correrías juveniles en el periodismo político, y dos años antes de su muerte en 1921.

En efecto, al leer ese editorial, uno aprecia de inmediato que Ramón lo escribe con el gran estilo literario innegable que posee, añadiéndole un tono altamente dramático, si bien no olvida de usar, dentro de él, el talante rijoso y beligerante utilizado en sus artículos de juventud, por lo que, por ejemplo, se refiere a Huerta y Blanquet, llamándolos despectivamente: “sabandijas”.

El artículo se refiere al General Aureliano Blanquet, quien fue parte de la camarilla de Victoriano Huerta y uno de los militares más crueles y sanguinarios, quien, tras la “Decena trágica” y el cuartelazo consumado por los militares contra el régimen maderista, fue el encargado de aprehender a Madero, diciéndole estas palabras: “Señor presidente, es usted mi prisionero”.

El artículo lo escribe Ramón algunos días después de la muerte de Blanquet, fallecido trágicamente. Ramón comienza este artículo, refiriéndose al monstruo, el también muerto, ya para entonces, Victoriano Huerta. Dice así el inicio de este artículo “Fallecido el monstruo, quedaba Blanquet.

La supervivencia de Blanquet era la espina en la garganta de la República”. Dice López Velarde, entre otras varias frases cargadas de gran emotividad poética: “La supervivencia de Blanquet era la espina en la garganta de la República. No por lo que él significara de estorbo a la paz, sino por lo que representaba de injuria a las hondas armonías de la ética universal…

La traición al Presidente y su asesinato -con el forzoso cortejo de crímenes y calamidades- no son ya cuestiones políticas: son, meramente, casos de infamia…Aprisionó la voluntad de millones de almas, personificadas en un justo; la trabajosa y costosa flor del progreso; la virtud, invisible y palpable de lo legítimo: la espuma de las olas modernas: el mérito, cercado de acechanzas, de nuestro siglo.

El porvenir y el oxígeno de la República… Con la muerte de Blanquet, la patria recobra su moral respiratoria”. En suma, sin duda este notable artículo periodístico constituye un ejemplo más de las tantas prosas poéticas de López Velarde. Lo anterior nos lleva a concluir que esta magnífica pieza constituye un artículo periodístico de corte político, pero expresado en prosa poética.