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¿Quién silenciará a 97 millones de mexicanos?

Irene Escobedo López

Se hace publica la investigación contra del expresidente Enrique Peña Nieto con la acusación de triangulación de recursos de origen aparentemente dudoso. La opinión pública está dividida muchos consideran que hay más de una cortina de humo detrás de este hecho que en realidad no amerita ser publicitado. No en este momento cuando existe solamente una presunción.

Pero el presidente Andrés Manuel López Obrador sí que está preocupado y tiene muchos motivos para distraer la atención de los mexicanos.


A mi juicio el caso de Peña Nieto salta en los medios justo cuando la inflación alcanza su máximo histórico. Junio es el mes con la inflación más alta de los últimos 20 años y es un dato que se debe hacer notar.


Otro tema por demás destacable es la anunciada Jornada Nacional por la Paz a la que han convocado todas las organizaciones que componen la Iglesia Católica en México. Serán 20 días de misas y oraciones en lugares significativos donde se han cometido homicidios, secuestros, feminicidios, un llamado al que responderán 97 millones de mexicanos católicos.


Por supuesto no todos vamos a misa ni nos damos golpes de pecho, pero en México el catolicismo pesa en el 97% de la población que todavía tiene temor de Dios y también de la delincuencia, la inseguridad la violencia, un pueblo que dice basta y que ahora va respaldado por la institución religiosa por excelencia en este país y que ya ha dado instrucciones para que se haga ruido, mucho ruido, que haya testimonios que haya conferencias, que haya oraciones comunitarias, que haya misas que haya fotografías retratos de las víctimas, que nadie calle el descontento que nadie oculte el hartazgo.


Peña Nieto se quedará pequeño delante de tal movilización y el presidente poco podrá hacer para frenar las múltiples oraciones que de cada rincón del país, comunidad, templo y parroquia, plaza pública y hogar saldrán en los días sucesivos para demandar paz y justicia.

Vamos a rezar hasta por los sicarios. Sí, porque el día 31 de Julio todas las misas y oraciones estarán dedicadas a convertir el corazón de los victimarios. Nadie podrá silenciar a 97 millones de mexicanos católicos demandantes de una mejor realidad y de un mejor mañana en paz con justicia y con orden.