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Que no manchen a Zacatecas

Jaime Santoyo Castro

Los Zacatecanos somos impulsores de valores; no promocionamos al crimen. Debemos decirlo fuerte y claro: la disputa que están librando los grupos criminales por las rutas de trasiego son eso: una pelea por los senderos. No está en disputa ni la gente, ni sus fronteras. No seamos de vista corta; Zacatecas no es una isla, si alguien llega a Zacatecas, tiene que pasar antes por cualquiera de los ocho estados con los que colinda y lo mismo si quiere salir de nuestra entidad. De aquí salen para el resto de país, frijol, maíz, chile, cebolla, ajos, durazno, membrillo, vinos, minerales, y recibimos otros insumos de diversas partes del país.

No está cerrada la frontera de nuestra entidad; como de ninguna de las entidades de la República. Nuestra Carta Magna postula la libertad de tránsito y en tal virtud, cualquier persona que esté en territorio nacional puede entrar, salir, permanecer, o sólo pasar por el territorio sin que sea requisito ser nativo o residente ni nacional.

Lo mismo pasa, ingresa o sale gente de bien, que delincuentes. Nadie se identifica ni prueba a qué se dedica, de manera tal que afirmar que los delincuentes que actúan en estados circunvecinos proceden de Zacatecas, es una afirmación sin sustento, que debía repensarse, pues no ayuda pero sí divide.

Ni lavarse las manos ni aventar la pelota es una actitud responsable ni respetable porque no ayuda a resolver el problema de inseguridad que asola a la república. Los Zacatecanos hemos estado presentes en los momentos aciagos de la historia; y hemos dejado huella en la cultura con nuestra música, poesía, periodismo, literatura, pintura, y nuestra vocación federalista nos enseña que debemos apoyarnos y no abandonarnos y culparnos los unos a los otros.

El federalismo es una asociación de Estados; es una agrupación unida por propósitos comunes; entendernos en nuestras diferencias, luchar juntos por satisfacer nuestras carencias, propósitos y aspiraciones, y por resolver los problemas que nos son comunes.

Ni la criminalidad, ni las conductas inmorales o antisociales tienen acta de nacimiento o carta de residencia, ni ideología política ni religiosa ni color; ni se quedan para siempre en un lugar determinado. Se van moviendo según sus intereses. ¡Son responsabilidad de todos! y todos estamos obligados a aportar ideas y proponer soluciones, y de ninguna manera dividirnos.