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Polémica sobre el nuevo gabinete de López Obrador

-Se integran varios exfuncionarios de gobiernos  de la “Mafia del Poder” PRI y PAN

Demasiada polémica han despertado los repentinos cambios de actitud en las altas esferas del partido de Andrés Manuel López Obrador, donde lo que señalaban malo, nefasto para el país ahora resulta que no lo es tanto, se echa marcha atrás con muchas de las promesas de campaña como bajar precios en gasolina, diesel y gas, habiendo declarado el próximo secretario de Hacienda que las cosas deben seguir mas o menos como ahora; mucha más polémica y hasta inconformidades entre los cercanos al presidente electo, causó el anuncio de que Manuel Bartlett será el nuevo titular de la Comisión Federal de Electricidad, quien obviamente no reúne requisitos para ese cargo y lo único que había hecho respecto a esto, era oponerse a las reformas energéticas, de las que ahora opina, están funcionando correctamente.
Inconformidades se han registrado entre sus más fieles seguidores que creyeron en todas sus palabras, sus promesas de cambio para acabar con la mafia del poder, sin embargo el mismo Bartlett, fue secretario de Gobernación con Miguel de la Madrid y titular de la SEP con Salinas de Gortari, ambos gobiernos priístas; al igual que Marcelo Ebrad que será secretario de Relaciones Exteriores, fue subsecretario en la Cancillería con Salinas de Gortari; Esteban Moctezuma próximo titular de la SEP. Fue secretario de gobernación y titular de SEDESOL con Ernesto Zedillo; Juan Ramón de la Fuente estuvo también con Zedillo como secretario de Salud; integrándose además al “nuevo gabinete del cambio”, Alfonso Durazo que fue secretario particular y vocero de Vicente Fox; Germán Martínez que fue titular de la SFP con Felipe Calderón y Manuel Mondragón, titular de la CNS con Peña Nieto… y así, puede continuar la lista de quienes integrarán el gabinete de AMLO, viéndose un panorama diferente al que se prometía, pues no parece acabar con esa multicitado mafia, a la que ahora ya no menciona, tal vez porque ya no son sus enemigos, sino sus aliados. Quedando pendiente por ahora ese tan pronunciado discurso de cambiar a México.
Por otra parte, se vislumbran medidas que no son muy alentadoras, como lo señala Jesús Silva Herzog en uno de sus comentarios, titulado el patrimonio del cartujo:
«Detrás del llamado a la austeridad se revela una convicción patrimonialista que no puede ser anticipo de buena gestión. El Presidente decide qué hacer con la casa presidencial como si ésta le perteneciera. El Presidente decide vender el avión presidencial sin examinar si esa operación es una forma razonable de cuidar los recursos comunes o, más bien, un despilfarro. El Presidente decide a dónde enviar las oficinas públicas como si fueran piezas de su ajedrez. Estamos en presencia de un nuevo experimento patrimonialista.
Por sus primeros gestos, López Obrador se acerca a la administración pública como un hacendado se relaciona con sus peones. Puede tronar los dedos y reducirles el salario. Puede deshacerse de ellos si le da la gana. Puede cambiarles el horario del trabajo de un día para otro sin que importe mucho lo que dice la ley. Moviendo un dedo ordenará a sus criados que empaquen sus cosas y se trasladen a la otra punta del país. Si rompen sus familias, si pierden oportunidades de educación para sus hijos, si las mujeres tienen una desventaja adicional, si el cambio significa una merma económica para el servidor público le tiene sin cuidado.
El peón debe, ante todo, demostrar su lealtad. Aunque se dé ínfulas de cartujo, López Obrador ejerce un liderazgo patrimonialista que, seguramente, terminará siendo una nueva fuente de derroche, ineficiencia y corrupción».