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Pasos en la azotea

Por Irene Escobedo

Nunca como ahora, el Estado tenía la determinación de poner orden en la administración de la cultura musical de Zacatecas, al proponer verdaderos cambios que significarían la integración de una Orquesta de Cámara quizás toda nueva, porque para ser parte habría que responder a una convocatoria, concursar en igualdad de circunstancias –oportunidad de oro para muchos talentosos músicos que vaya que los hay en Zacatecas-. Misma suerte para el Coro Monumental del Estado. Quienes integran estas agrupaciones creyeron siempre de ser burócratas y lo asumieron a cabalidad. Queda la duda del derecho de antigüedad. No queda tampoco claro bajo qué régimen habían firmado sus contratos, si los había. Lo que sí, es que se perdió una valiosa oportunidad para terminar con el influyentísimo y el nepotismo que sigila en el gremio. El de Arturo García Ortega, fue entonces un gesto muy solidario, pero también desesperado, será que de repente sintió pasos en la azotea. Arriesgar la integridad física en una huelga de hambre es un gesto por demás heroico, pero más allá del ayuno fue un modo de demostrar -una vez más- a los de arriba, que la batuta es de los García y a los de abajo que ya no tienen solo a Santa Cecilia.