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Nosotros contra ellos, o nosotros por México

– Jaime Santoyo Castro
Gran parte de los acontecimientos del proceso electoral en marcha, han sido orientados por algunos actores políticos, por el discurso de “nosotros contra ellos”; que lamentablemente divide, enfrenta, polariza, genera odios y enconos entre los mexicanos; todo lo contrario al espíritu de la democracia, pues el proceso electoral no debe ser instrumento para que unos nos anulemos a otros o menoscabemos las ideas, las libertades ni las aspiraciones de los demás. Quien esto estimula o propicia, no conoce los principios fundamentales que los mexicanos nos impusimos en nuestra carta fundamental.
El artículo Primero de la Constitución señala en su tercer párrafo: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o racial, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.”
El proceso electoral es la vía que México eligió para designar a quienes ejerzan los cargos públicos representando a la sociedad. Es un procedimiento pensado para evitar enfrentamientos entre nosotros, para vivir en armonía, aún con nuestras diferencias, y por ello debe ser pacífico, respetuoso del derecho a ser votados y a votar libremente, de opinar, apoyar, disentir, o de no participar.
Es una oportunidad para reivindicar las justas demandas no atendidas, de atender las aspiraciones de todos los grupos sociales. No de unos sobre otros; de revisar las urgencias, las prioridades, reorientar el rumbo, de generar desarrollo, de eliminar la pobreza, etc. y para ello se requiere escuchar, dialogar, conocer, debatir, hacer propuestas, ofrecer alternativas, marcar diferencias, etc.
No se trata de emitir calificativos, ni ofensas o amenazas, ni violentar, o coartar la libertad; tampoco para demonizar a los oponentes. No es una guerra de unos contra otros; los buenos contra los malos, o los simpáticos contra los feos. Es para elegir a los mejores, a los que han hecho las mejores propuestas, creíbles, realizables, posibles, serias, responsables, no a los que han dicho las mejores mentiras. No es un concurso para ver quien es el más hábil orador o el mejor farsante o el más amoroso. Es una elección!!! Es por México!!! Después del primero de julio todos vamos a seguir viviendo donde mismo y con los mismos.