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Mando Civil en la Guardia Nacional

Por Jaime Santoyo Castro

En las campañas del año pasado, el reclamo que con más vehemencia se expresó la sociedad mexicana fue el de tranquilidad y la paz!

Madres que perdieron a sus hijos, esposas viudas, víctimas de secuestro, de agresiones a su integridad física y de su patrimonio,  comerciantes, profesionistas, estudiantes, trabajadores, taxistas, transportistas, maestros, sacerdotes, periodistas, etc., expresaron su desilusión con las políticas públicas ineficientes que no fueron capaces de poner un alto al delito y a la impunidad, y que propiciaron la corrupción en todos los niveles y por ello se perdió la confianza en el gobierno y en las instituciones. ¡Hoy pagamos las consecuencias!

El reclamo sigue vigente, y la desconfianza también. La inseguridad, la impunidad y el desatino van cuesta arriba, de la mano de la incertidumbre, del hartazgo y la deseperación. No es algo sencillo o que se resuelva en un mes; ni siquiera en un año, pero debe haber claridad en el rumbo y firmeza en las decisiones. Razones de estado son razones de peso y eso es lo que necesitamos.  La gente quiere paz, seguridad, tranquilidad, y no la zozobra en la que estamos inmersos.

La propuesta para crear la Guardia Nacional, parece una disyuntiva de si es con mando militar o civil, y ante esto el Gobernador Alejandro Tello, ha manifestado una posición acertada, aseverando que la Guardia Nacional debe ser temporal, sólo mientras disminuye el índice de criminalidad, y propicie la creación de fuerzas civiles capaces de sustentar la paz y la tranquilidad, con transparencia y respeto a los derechos humanos.

No se trata de una disputa entre civiles y militares. Se trata de dar cauce a una estrategia de solución a esta urgente afección social. Civiles y militares vivimos en el mismo territorio, nuestras familias circulan por las mismas calles y los mismos lugares. No somos dos clases de mexicanos. La confianza y el respeto de la sociedad en las fuerzas armadas está más allá de toda duda, y por tanto, vamos en el mismo treyecto. Nuestro orden constitucional hace mucho tiempo que definió el rumbo de la conducción política de nuestra nación y no es cosa ahora de ponerla en duda. Lo que es urgente es actuar, y por ello será bienvenida la Guardia Nacional, fuerte, competente, con atribuciones legales claras y precisas, transparente y respetuosa de los derechos humanos.