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Malicia, cobardía o incompetencia

Por José Guillermo P.H.

Hoy termina la consulta con la que se supone, todos los mexicanos podríamos decidir el destino del nuevo Aeropuerto Internacional de México. Se trata de un tema que formó parte de la campaña de AMLO, se satanizó el proyecto en Texcoco bajo cuatro principales argumentos:

1.- El alto costo de la obra.

2.- La supuesta inviabilidad técnica debido al terreno lacustre sobre el que se construye.

3.- El impacto ecológico.

4.- Supuestos actos de corrupción.

Ante esto, el equipo de campaña ideó una alternativa que presentaron casi como una solución mágica: Habilitar la base aérea de Santa Lucía, que sería complementada con modernizar el actual aeropuerto y canalizar parte del flujo aéreo a Toluca

Sin embargo, no se trata una solución factible, es más una ocurrencia de campaña que se salió de control y se convirtió en una especie de dogma para AMLO y su equipo, en especial para el futuro Secretario de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriú, que en los últimos meses se ha dedicado patéticamente a buscar argumentos en favor de Santa Lucía, malinterpretado estudios -no sabemos si con dolo o por simple incompetencia- y obligando a las agencias internacionales a salir para hacerle ver los errores que comete.

Santa Lucía no es una opción, es una ocurrencia que podría terminar materializándose. Son demasiados los argumentos técnicos, financieros y logísticos que dejan perfectamente claro que la única opción viable para satisfacer la demanda de vuelos a la Ciudad de México es el proyecto de Texcoco, que sería imposible si quiera enumerarlos todos en este espacio, pero podemos tomar los 4 puntos que se utilizaron para convencer a los electores de que Texcoco era una pésima idea y contrastarlos con el “proyecto” -que más que proyecto es un concepto, pues no hay estudios suficientes para poder llamarlo de otra manera- de Santa Lucía.

 

1.- El alto costo de la obra

De acuerdo con el Colegio de Ingenieros Civiles de México, Santa Lucía sería un 66% más caro una vez que se toman en cuenta todos los factores; para empezar, el equipo de AMLO ha dado un costo irreal sobre la construcción de la terminal aérea en Santa Lucía, pues estiman el metro cuadrado en $4,600, cuando el precio en el mercado para construcciones de ese tipo es de $20,000 y de $15,000 cuando se trata de construcciones muy austeras. Además es necesario sumar toda la infraestructura de acceso y conectividad entre el actual AICM y Santa Lucía con un costo aproximado de 63,310 millones, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Transporte.

Aunado a eso, es necesario invertir 5 mil millones en remodelaciones para el actual aeropuerto y considerar los 100 mil millones que costaría cancelar el NAIM en Texcoco, además de descontar del presupuesto de dicho proyecto las obras hidráulicas que son necesarias con o sin aeropuerto. El CICM estima que los costos para realizar una comparación realista son de 385,738 millones de pesos para Santa Lucía y de 232,230 millones de pesos para continuar con el NAIM.

 

2.- Inviabilidad Técnica

Se expone como uno de los principales problemas de Texcoco el hecho de que se construye sobre terreno lacustre, lo que lo hace propenso a hundimientos.

Para terminar pronto, Santa Lucía también se encuentra sobre un lago. En la época mesoamericana, el Valle de México contenía cinco lagos: Texcoco, Xochimilco, Chalco, Xaltenco y Zumpango. Sobre el área que formaban estos dos últimos cuerpos de agua es donde se ubica Santa Lucía, lugar que actualmente alberga la base aérea del Ejército.

Por lo tanto, los hundimientos no pueden ser un factor decisivo en favor de Santa Lucía, pues es propenso a esos mismos problemas con la pequeñísima diferencia de que para Texcoco existen numerosos estudios de suelo, además de las mencionadas obras hidráulicas encaminadas a anular los hundimientos en la zona. Para Santa Lucía no existe nada de eso.

Lo que sí representa un serio problema técnico, es que para operar las dos terminales aéreas que propone Jiménez Espriú, necesitaría desarrollarse nueva tecnología de tráfico aéreo, en el estudio realizado por NavBlue, el cuál Espriú difundió como una prueba de que Santa Lucía era viable, se dice claramente que se asumen varios supuestos, entre ellos el desarrollo de nueva tecnología que hoy no existe. Mitre, autoridad mundial en materia de aeronáutica civil lo recalcó, dejando ver que dicho estudio más que hablar de la viabilidad de Santa Lucía, explica por qué no es viable.

Además se propone enviar algunos vuelos al aeropuerto de Toluca, pero no explican a dónde se enviará el tráfico aéreo que normalmente atiende dicho aeropuerto, uno de los que más tráfico de vuelos privados tiene en el país.

 

3.- Impacto ecológico

Toda construcción realizada por el ser humano tiene un impacto ecológico, y tanto Santa Lucía como el NAIM tendrían un impacto ecológico similar; hay que recordar que Santa Lucía está bastante más lejos del centro de la Ciudad de México, por lo que se requiere mayor infraestructura de comunicación y trasladarse más vía terrestre -lo que representa un impacto ecológico mayor en el largo plazo-.

 

4.- Actos de corrupción

No sería nada raro encontrar actos de corrupción groseros en la licitación del NAIM, pero eso no es motivo para cancelarlo. Si se encuentran, que se castiguen, que se aplique la ley y que se recupere el dinero perdido en cualquier desvío de recursos que se detecte. Simplemente cancelar la obra y dejarla a medio construir no resolverá cualquier acto de corrupción ya ocurrido.

Además de estos 4 puntos, hay que tomar en cuenta el tiempo de vida: el NAIM en Texcoco lograría resolver la saturación aérea del Valle de México por 50 años; la operación simultánea de Santa Lucía y el AICM podría resolverlo solamente por entre 8 y 20 años -dependiendo de a quién le pregunten-. Una vez cumplido ese plazo, habría que regresar a Texcoco, que es la única opción restante.

Resulta inverosímil pensar que Javier Jiménez Espriú, a quien se le encomendará un área clave para el desarrollo del país como es Comunicaciones y Transportes, no entienda nada de esto que es evidente y en el que todos los estudios serios coinciden. La decisión la dejan en manos de los ciudadanos con una consulta pésimamente diseñada, en donde se puede votar en más de una vez, donde las mesas de consulta se colocaron en zonas seleccionadas no por su representatividad, sino por que fueron zonas en las que Morena arrasó en las elecciones.

¿Cómo puede explicarse esto? ¿En verdad son tan incompetentes? ¿o lo hacen con malicia para impulsar su propio negocio? ¿cobardía para admitir que lo que se dijo en campaña era falso? Todo parece indicar que se trata de una penosa mezcla de las tres: Malicia, cobardía e incompetencia.

 

Fotografía: CUARTOSCURO