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Lealtad a la Nación Mexicana

Jaime Santoyo Castro

El reciente suceso protagonizado por uno de los miembros de la familia Le Barón al pedir al Presidente Trump que designe como terroristas a los cárteles mexicanos ha sido, indudablemente, un evento que ha cimbrado la política nacional, por los efectos derivados de la declaración en consecuencia, del presidente norteamericano.

Es evidente que Trump ha tomado la tragedia en la que perdieron la vida nueve miembros de esa familia en los límites de Sonora y Chihuahua como una oportunidad para convertirlo en tema de campaña para su reelección. El tema de México es su bandera y le ha dado buenos frutos, de manera tal que es comprensible que así lo haga, más allá de sus amenazas.    

Comprensible también es la angustia de esa familia tras la masacre sufrida, compartida por toda la población mexicana, que no es ajena a esa vicisitudes, y que por ello exige a las autoridades mexicanas de todos los niveles un mayor grado de actuación para eliminar este tipo de sucesos, pero aún con este sentimiento de solidaridad compartido, gran parte de la población ha manifestado, de una u otra manera,  su desacuerdo con la carta enviada por uno de los integrantes de esa familia directamente al Presidente norteamericano aprovechando su doble nacionalidad, simplemente, porque ningún ciudadano mexicano en particular puede asumir atribuciones que sólo le corresponden al Gobierno Mexicano. Específicamente al Presidente López Obrador.

Es decir; para nadie es desconocido que en múltiples ocasiones las autoridades mexicanas de los tres niveles de gobierno se han visto rebasadas por quienes controvierten el orden, y que toda la población espera acciones más enérgicas para detener los índices de violencia en nuestro territorio, pero de ninguna manera deseamos que se realice con menoscabo de nuestra soberanía y mucho menos que provoque amenazas intervencionistas. No es momento de negar la posibilidad de apoyos internacionales, siempre y cuando se tramiten por las vías diplomáticas que para el efecto existen, y no por el grito de alarma de un mexicano con el alma de norteamericano. Quien tiene la doble nacionalidad tiene una doble protección, es cierto; pero cuando se encuentra en territorio mexicano está obligado a conducirse como mexicano y ser leal a México, e ineludiblemente a respetar las normas internas del país, pero no está obligado a permanecer en nuestro suelo si no le resulta conveniente.