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La violencia desvirtúa las justas causas

Jaime Santoyo Castro

Creo que nadie, en ninguna parte del mundo, puede condenar el hecho de que un grupo de mujeres saliera a protestar, a hacer público su malestar por los reiterados hechos en los que las féminas en nuestro país, han sido víctimas de acoso, de abuso, de lesiones, de violaciones y de feminicidios. Estas agresiones constituyen una vergüenza nacional y merecen una más oportuna, adecuada, justa e inmediata actuación de las autoridades de todas las instancias de los tres niveles de gobierno en coordinación con las organizaciones civiles, más allá de las hasta hoy poco eficientes alertas de género. La violencia contra la mujer es un enorme problema que no puede soslayarse y que a mi modo de ver, requiere un gran acuerdo nacional.

Sin embargo, la sociedad no puede, de ninguna manera, permitir que este malestar se vuelva contra la sociedad misma. No debemos perder de vista las causas y los causantes, con acciones tan reprobables como los de la semana anterior en la ciudad de México, en donde pagan justos por pecadores.

Los hechos que el mundo presenció el viernes anterior desvirtuaron la justa causa de la manifestación y revirtieron el malestar de las ofendidas contra ellas mismas, y creo que de ninguna manera era el objetivo.

La violencia genera violencia. Las múltiples facetas de ella vistos a través de los medios de comunicación, en ataques contra las autoridades, contra simples ciudadanos, contra los comunicadores, oficinas públicas, medios de transporte, propiedades particulares, monumentos históricos, lugares públicos, etcétera, causaron una gran indignación social, y desviaron la atención de lo que podía atraer la simpatía de la mayoría de los sectores de la población, generando repudio. Acaso ¿habrá alguna mano metida en este desvío? Si ello fuera, más que una alerta de género habrá que lanzar ¡¡una Alerta Nacional de Violencia social!!

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum ha señalado que estas expresiones de violencia son provocaciones, lo que es muy preocupante. Eso quiere decir que estos hechos son inducidos y además son indicios de algo mayor que está por acaecer. ¿De qué se trata? y si de verdad es una provocación, ¿de quién viene? ¿Del interior? o ¿del exterior? ¿Es fuego amigo? ¿A quién beneficia? ¿Debemos estar preparados?

¡¡Insisto!! Esto debe analizarse muy seriamente en las más altas esferas nacionales y ¡¡estar alertas!!