Se la pasa adjudicándose obras que él no hizo y que los vecinos de colonias y comunidades saben cuándo se realizaron, lo cual le resulta contraproducente para su campaña, pero ahora sí que se nota esa obsesión por el cargo al declarar “quieren demeritar mi trabajo porque hice en un año y medio lo que ellos en tres no pudieron”, refiriéndose obviamente a la administración panista que encabezó Pepe Pasteles, a quienes en vez de darles coraje por dichas declaraciones, les causó risa, mucha risa.
Y agrega el candidato priísta, “la mitad de Jerez y principalmente las comunidades tenían varios rezagos, no contaban con lámparas en el alumbrado público, drenaje, luz y hoy está resuelta esa y otras problemáticas”.

Otra vez repite la promesa de mejorar las instalaciones de la feria, colocando bancas, asadores y rehabilitando toda el área del Río Grande desde la calle Galeana a la Libertad, instalando gimnasios al aire libre, áreas peatonales, etcétera; en su promesa anterior había dicho que regeneraría el cauce del río e incluso ver la posibilidad de poner lanchas y convertir todo ese espacio en atractivo turístico.

No hizo nada y nuevamente toma la idea que si acaso lograra la reelección tampoco cumpliría, como no le ha cumplido al Tecnológico la promesa de construirles sus baños, la construcción del nuevo edificio del Hospital General, la iluminación escénica de edificios y jardín principal y muchas otras más que seguiremos recordándole y que la misma gente le ha reclamado en sus recorridos, como el pago de las llamadas tarjetas de garantía que prometieron en la campaña pasada y aún a estas alturas de la nueva campaña no reciben nada.