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La “Sagrada y Bonita Amistad” bajo amenaza

Jaime Santoyo Castro

En medio del reciente conflicto diplomático entre México y Estados Unidos, el Presidente López Obrador trató de resolverlo con una melosa frase orientada a suavizar el corazón del Presidente Trump. Una frase que se inserta más en la ocurrencia que en la historia de la diplomacia real y verdadera, porque a nadie convenció. Creo que los mexicanos residentes de aquel lado no la festejaron, y de éste lado, fue recibida sólo como una frase más de López Obrador.

En ninguna etapa de nuestra historia común, las relaciones entre México y Estados Unidos han estado enmarcadas por una bonita y sagrada amistad. Nuestras relaciones son forzadas por nuestra vecindad, y el desarrollo superior del país del Norte ha propiciado oportunidades de trabajo para los mexicanos, y opciones comerciales para ambos lados, que han estado sujetas a diversas variantes. No podemos desconocer que la vecindad genera ventajas y desventajas, pero también conflictos, que de alguna manera se han resuelto sin haber llegado nunca a las amenazas; (cuando menos no públicas), como ha sido el reciente caso.

Nuestras relaciones diplomáticas; es preciso decirlo, habían estado enmarcadas en el respeto y la cordialidad, pero nunca en la amistad. Sin embargo, producto de una política de apertura de nuestra frontera Sur que permitió el ingreso al país de cerca de cien mil transmigrantes, el “amigo sagrado” Trump nos amenazó con imponer aranceles a los productos mexicanos que ingresaran a su país, si no tomábamos medidas para detener ese tránsito de centroamericanos por nuestro territorio, lo que dócil, pero atingentemente, fue atendido de inmediato, en aras de que nadie pueda destruir nuestra “bonita y sagrada amistad” con los norteamericanos, y dio un respiro al gobierno mexicano que bajo presión tomó medidas preventivas, pero deberá en cuarenta y cinco días resolver de fondo el conflicto, para detener la amenaza norteamericana.

Resolver bajo conflcto o amenaza no se inscribe en una relación de amistad; sin embargo, la alevosa actitud de Trump, fue obligada por nuestra inadecuada politica migratoria, y había que modificar con cautela y serenidad, con respeto, sin reverencias, y sin caer en expresiones sin sentido como esa, de una sagrada amistad que no existe, aunque ¡¡nadie dijo que no queremos que exista!!