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La restauración de la Parroquia de la Inmaculada y su propuesta cromática

La propuesta de color se basó en la de fe los pobladores que la construyeron

A lo largo del proceso de restauración de la Parroquia de la Inmaculada Concepción uno de los temas que ha generado mayor controversia es el referente a la imagen exterior del templo.

Cabe mencionar que antes de realizar cualquier tipo de intervención en un inmueble histórico debe revisarse su estado de conservación, para ello es necesario llevar a cabo un levantamiento de deterioros y uno de alteraciones con el objeto de obtener un diagnóstico y así determinar las acciones a emprender para salvaguardar dicho inmueble.

A partir de los análisis efectuados a la Parroquia se detectó que uno de los principales agentes de deterioro era la humedad, la cual se presenta de manera natural en el subsuelo sobre el que se encuentra edificado el templo. Se detectó también en la azotea como consecuencia del desprendimiento del enladrillado, y en los muros, generada tanto por los aplanados sueltos como por la ausencia de ellos.

Es por ello que una de las primeras acciones que se emprendieron fue la de la liberación de los aplanados de las fachadas con el objetivo de erradicar la humedad y de realizar una revisión estructural de los muros. Este aplanado no era liso, sino que se conformaba por una retícula que imitaba una construcción a base de sillares.

Es importante señalar que dicho aplanado no era el original. La imagen de la Parroquia que todos conocemos, tanto interior como exteriormente, es el resultado de una intervención realizada en la década de 1950. Durante este proceso se cambiaron los aplanados exteriores, se abrieron nuevas ventanas y se añadieron las molduras y acabados de yeso que actualmente decoran el interior del templo, entre otras cosas.

Uno de los objetivos que se persiguen al realizar una restauración adecuada es la de revertir acciones que comprometan la autenticidad o la integridad del inmueble. Paralelamente debe realizarse una investigación con la finalidad de conocer la historia del bien inmueble y llevar a cabo una intervención responsable.

Se tiene documentado que la edificación de la Parroquia se llevó a cabo durante el período de 1727 a 1754 aproximadamente, siendo esta la última de cuatro templos que se hayan erigido sobre el mismo terreno.

Asimismo se encontraron archivos que describen algunos de los trabajos que se han realizado en el templo a lo largo de los años, como ejemplo de esto se tiene un documento de 1836 en el que se describen las acciones que se emprendieron para rehabilitar el templo después de un temblor acontecido en el año de 1775 y que afectó gravemente su estructura.

Sin embargo la mejor referencia que se tiene en cuanto a la imagen exterior de la Parroquia son las fotografías existentes, particularmente las tomadas entre 1874 y 1880. En ellas se observa un templo barroco, con elementos característicos de este movimiento arquitectónico y cuya fachada se destaca un aplanado con acabado liso, motivo por el cual y siendo congruentes con los criterios generales de restauración se optó por este tipo de acabado como parte de la actual intervención.

Se debe destacar que dichas fotografías son en blanco y negro, por lo que no se puede determinar a simple vista el color que la Parroquia tenía. Además, durante las modificaciones realizadas en los años cincuenta no se llevó a cabo un correcto registro de detalles importantes como el color de la fachada o de la pintura que decoraba el interior del templo.

Es gracias a pequeños vestigios que se lograron registrar durante la restauración que se lleva a cabo que ahora sabemos que alguna vez las columnas del templo estuvieron pintadas con colores como el rojo y el amarillo, se encontraron también algunas figuras de plantas decorando las bóvedas y escasos vestigios de otros pigmentos como el azul y el negro que por el deterioro que presentan no ha sido posible identificar las figuras que podrían haber representado.

Volviendo nuevamente al tema de la fachada, no se dejó ningún vestigio que sirviera como antecedente para determinar el color que alguna vez tuvo el templo. De igual forma se recurrió al archivo parroquial sin que se encontrara nada concluyente.

Es por ello que se tuvo que realizar una propuesta a partir de la lectura del mismo inmueble y de una investigación histórica desde una perspectiva iconográfica.

Al revisar los archivos parroquiales se infiere que la antigua Villa de Xerez de la Frontera se tuvo una especial devoción a Santo Domingo de Guzmán, llegando incluso a ser considerado Patrono de la Villa de Santo Domingo de Jerez.

Es desde 1680 que aparece en el inventario de uno de los templos que preceden al actual una imagen del santo. En 1754 se sabe de la existencia de dos esculturas de Santo Domingo en el templo que ahora conocemos. Para 1848 se registra que en la torre de la Parroquia hay una campana que llevaba su nombre. Hacia 1873 se dispone una imagen del santo en el altar mayor al lado de San Ildefonso y de la Purísima. En 1882 Santo Domingo y San Ildefonso son nombrados Patrones de la Parroquia, sin embargo en 1918 se niega el patronato a San Ildefonso por falta de pruebas que lo haya sido desde la fundación.

Dicha devoción se confirma al analizar la portada del templo, cuya figura principal es la del mismo santo.

En cuanto al interior del templo se sabe que hasta 1854 el altar mayor lo ocupaba la Purísima, año en el que cambia la advocación con la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción.

Retomando la advocación al Santo Domingo de Guzmán, se tiene que es el fundador de la Orden de los Frailes Predicadores. Se le representa vestido de hábito blanco y negro (colores de la orden), lleva en ocasiones báculo en cruz con doble travesaño, un libro, una estrella o un sol en la frente que obtuvo al ser bautizado, el perro y la antorcha. Es él quien instituye el rezo del rosario después de que la Virgen se le apareciera para enseñarle a rezarlo y le pidiera propagar esta devoción, instituyendo a su vez la advocación de la Virgen del Rosario.

En el inventario del 10 de marzo de 1782 se encuentra que existe una imagen de Nuestra Señora del Rosario.

El rosario etimológicamente se refiere a una corona de rosas. La rosa en una flor asociada a la Virgen María, que recibe la denominación de “rosa sin espinas”, es decir sin pecado. Es por ello que resulta común encontrar que se represente a la Virgen del Rosario rodeada o coronada de rosas, con una rosa en la mano o con rosales en plena floración.

En el interior del templo parroquial se puede observar en los arcos torales restos de pintura de un color rojo óxido, mismo que al analizarse pudiera ser un color Coral. Este color suele encontrarse en los rosarios aludiendo a la Sangre de Cristo, a su sacrificio.

De igual forma, al revisar la decoración de las bóvedas se puede encontrar una gran cantidad de flores a lo largo de las molduras. Se sabe que es una decoración contemporánea, sin embargo alude a la devoción Mariana del templo.

Por otro lado, en el trabajo realizado por Clara Bargellini titulado “La Parroquia de Jerez”,  en el libro titulado “Homenaje a Federico Sescosse”, se menciona que “originalmente estaba cubierta por una especie de pintura de cal rosa que se le quitó en 1942”, sin embargo no es posible determinar en qué momento se integra este color a su fachada.

Ante la poca información existente respecto al color exterior del templo, y tomando en cuenta su dedicación histórica a Santo Domingo de Guzmán y a la devoción a Nuestra Señora del Rosario, se determinó que las fachadas se pintarían de un color rosa; esto con la intención de vincular la historia de la Parroquia con la de la misma ciudad a partir de una remembranza de la época en que se construyó, mediante la evocación a la fe de los pobladores que la erigieron.