Navegar / buscar

La nostalgia y las abuelas

Jaime Santoyo Castro

Muchos de nosotros fuimos arropados en nuestra infancia por nuestras cariñosas abuelas y eso lo recordamos con cariño y con nostalgia, porque es parte de un pasado feliz, que no volverá. 

La sociedad ha cambiado; y tenemos que partir del hecho de que ni las abuelas ni los nietos de hoy son igual que los de ayer. 

Nuestras abuelas eran expertas en el manejo del hogar, y entre las actividades que desarrollaban con cariño fue la de cuidar nietos. Lo podían hacer, porque no se habían incorporado a la vida productiva, pero no porque fuera su aspiración.

Ni era justo para ellas, ni era lo mejor para los nietos. Cada quién necesitaba su espacio; su libertad. Las mujeres requerían cumplir sus sueños y a los niños les urgía una preparación especializada.

Inteligentemente; sin confrontar su papel de forjadoras del hogar con sus aspiraciones personales, las mujeres iniciaron una lucha para quitarse las cadenas que las ataban al hogar, e impulsaron la apertura de espacios para incorporarse a la vida productiva y preparar mejor a sus hijos, y así surgieron las guarderías del INPI ahora DIF, del IMSS, del ISSSTE, y últimamente las estancias de SEDESOL y los CENDIS, con la encomienda de cuidar a un segmento de la niñez que va desde los 45 días de nacido a los 4 años de edad.   

Las guarderías o estancias son un monumento a la justicia para la mujer, que les ha permitido superarse, estudiar, trabajar, o dedicarse a algún negocio, con la tranquilidad de que sus hijos son atendidos por educadores profesionales, médicos, nutriólogos, psicólogos, etc; con un programa pedagógicamente adecuado para su desarrollo. 

Gracias a ello, hoy vemos con agrado que el empoderamiento de la mujer no es un discurso, sino una realidad que se va consolidando, y que no se puede detener por añoranzas del pasado que no encajan en nuestro modo de vida actual. 

Pretender sustituir el programa de estancias infantiles por el cuidado de las abuelas es una peligrosa señal de retroceso que no sólo haría nugatorio el derecho de la mujer a seguir incorporándose a las tareas nacionales. También es un grave atentado contra los derechos humanos de los niños. ¡Cuidado con esas ocurrencias!