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La Máxima Casa de Estudios de Jerez (1832-1837), primer antecedente de la actual Universidad Autónoma de Zacatecas

José Muro González

La Máxima Casa de Estudios de Jerez o Casa de Altos Estudios, también llamada Establecimiento Literario, o simplemente Instituto, fue creada en Jerez en 1832, por orden del entonces gobernador liberal de Zacatecas, el jerezano Francisco García Salinas (el muy célebre “Tata Pachito”).

Este establecimiento de educación pública media y superior, representó un medio para iniciar la secularización de la enseñanza, a partir de la cual se pretendía que ésta fuera impartida por ciudadanos laicos y, asimismo, constituyó el primer antecedente de la actual Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), ya que la Casa de Estudios derivó, primeramente, en el Instituto Literario, luego llamado Instituto de Ciencias de Zacatecas y éste a su vez, se convirtió, con el paso del tiempo, en la actual universidad del estado. A escasos dos lustros de haberse logrado la independencia de México, el Gobierno del Estado de Zacatecas creó la Casa de Estudios o Instituto Literario de Jerez, con el propósito de que la instrucción, especialmente la pública, fuera el instrumento que debiera contribuir a formar buenos ciudadanos, conocedores de sus derechos y conscientes de sus obligaciones, instruidos e industriosos.

Cabe señalar que antaño se atribuía el adjetivo “literario” a todo escrito o disertación oral que usara como herramienta el lenguaje, y no necesariamente a lo relacionado con la literatura. Indudablemente, por haber sido Jerez su cuna, el Gobernador Francisco García Salinas decidió que en esta ciudad estuviera la sede de la Casa de Altos Estudios, a riesgo de enconar la rivalidad existente, en ese tiempo, entre esta población y Zacatecas capital, pero también fue motivo de tal decisión el empeño del gobierno liberal del Estado para deslindarse del clero secular que había tenido en sus manos el colegio de San Luis Gonzaga en la capital del Estado.

Como director o rector de la Casa de Estudios fue designado José Gerardo García Rojas, quien fungió también como catedrático de derecho canónico y quien contaba, a la sazón, con 26 años de edad. García Rojas era primo de Francisco García Salinas y miembro de una influyente y acaudalada familia. Dentro de la institución, formaron parte del personal docente, los jerezanos Gregorio Llamas, destacado joven abogado, encargado de impartir Derecho Civil; Manuel Esparza, de gramática; y José Ignacio Zaldúa, de Economía Política.

Este último tuvo, asimismo, el encargo de la administración de la institución. Teniendo como sede una casa ubicada en la Calle del Espejo, la Casa de Estudios de Jerez impartía sus clases a jóvenes estudiantes cuyas edades oscilaban entre los 14 y 22 años, ya fueran muchachos jerezanos o provenientes de otros partidos (ahora, municipios), incluyendo los de la ciudad de Zacatecas. Los estudiantes foráneos tenían derecho al alojamiento y a la alimentación.

Las clases impartidas correspondían tanto a “las segundas letras”, equivalentes a las ahora denominadas secundaria y bachillerato, como a “las terceras letras”, es decir, las carreras de estudios profesionales de nivel superior.

En el nivel de “segundas letras” se estudiaban gramática española y latina, por lo que los escolares debían aprender ortografía, prosodia, sílabas, etimologías latinas, retórica y dicción, sintaxis y redacción de textos, además de su análisis. Algunas de las otras materias que se ofrecían eran Filosofía, Derecho Civil y Derecho Canónico, Francés y Economía Política. Es de destacarse que en la institución regía una disciplina sumamente rígida y que a los alumnos que no la cumplían estaban sujetos a castigos corporales, incluidos los azotes.

Estaba vigente un estricto reglamento que marcaba la distribución del tiempo para cada hora del día, el cual fijaba la hora de levantarse, que era las 5 de la mañana, para posteriormente “asearse sus cuartos y personas”, así como las de las horas de asistencia a clases, las muchas de estudio, así como, finalmente, de 8 a 9 de la noche, en que debían “concurrir a cenar en el refectorio y a la señal de la campana, que debe tocarse a las 9, se recogerán a sus habitaciones, hasta el día siguiente…

” Fueron alumnos de este plantel personajes que después se destacaron en el ámbito político y en otros escenarios. Ejemplos de alumnos exitosos fueron Gabriel García, que llegó a ser gobernador, siguiendo las huellas de su padre, y Félix Antillón que brilló también en la política estatal. El plantel únicamente permaneció en Jerez 5 años: En 1837 fue trasladado a la capital, al antiguo edificio del Colegio de San Luis Gonzaga, con el nombre de Instituto Literario de Zacatecas, el cual después devendría en Instituto de Ciencias de Zacatecas.