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La felicidad y el corazón

Antonio Sánchez González, médico.

Según investigación médica conocida hace casi una década, llevar una vida feliz significa que es menos probable llegar a desarrollar una enfermedad cardíaca.

El equipo médico que llevó a cabo el primer estudio científico que demostró una relación independiente entre las emociones positivas y las enfermedades del corazón argumentaba que esta relación podría tener importantes implicaciones para mejorar la salud de las personas, sugiriendo que podría ser posible ayudar a prevenir las cardiopatías  al estimular los buenos sentimientos de la gente.

Aquellos investigadores siguieron a 1739 adultos sanos durante más de 10 años, evaluaron su riesgo de enfermedad cardíaca y midieron los síntomas de depresión, hostilidad y ansiedad, así como el grado de expresión de emociones positivas, conocido como «efecto positivo». El afecto positivo se define como la experiencia de emociones placenteras como la alegría, la felicidad, la emoción, el entusiasmo y la satisfacción.

Esos investigadores, del Centro Médico de la Universidad de Columbia, encontraron que a lo largo de la década que comprendió el estudio, el aumento del efecto positivo llevó a una reducción del riesgo de enfermedad cardíaca en alrededor de una quinta parte por cada punto en una escala de cinco con la que midieron los niveles de felicidad, desde «ninguno» a «extremo». Por lo tanto, aquellos que no tuvieron un efecto positivo tenían un riesgo 22% más alto de enfermedad cardíaca que aquellos con un efecto positivo pequeño, que tenían un riesgo 22% más alto que aquellos con un efecto moderado positivo. Los hallazgos tuvieron en cuenta la edad, el sexo y los factores de riesgo asociados a enfermedad del corazón.

El estudio, publicado en el European Heart Journal, describió como el resultado sobre la salud del afecto positivo es en gran medida independiente del afecto negativo, por lo que alguien que generalmente está feliz y contento también puede estar ansioso, enojado o deprimido, de manera tal que, si alguien que usualmente muestra alto índice positivo llega a tener algunos síntomas depresivos en el momento de la encuesta, esto no afectó su riesgo general predictivo de enfermedad cardíaca como consecuencia de que las personas más felices pueden tener períodos más largos de descanso o relajación, lo que pone menos presión en las actividades reflejas automáticas de sus organismos. También pueden recuperarse más rápidamente de los eventos estresantes y pasar menos tiempo reviviéndolos, lo que parece causar daño fisiológico por sí mismo.

Y aunque estos estudios no pueden asegurar con toda certeza que un cambio en el estado de ánimo podría reducir el riesgo de enfermedades cardíacas si parece que, desde el punto de vista médico, esos mismos estudios parecen sugerir que los médicos deberíamos recetar a la gente que inyecte algo de diversión en sus rutinas diarias, en lugar de solo permitirse disfrutar de la vida en pequeñas ráfagas: más o menos así como: «Si te gusta leer novelas, pero nunca logras terminarlas, comprométete a dedicar más o menos 15 minutos diarios a la lectura”, o «Si caminar o escuchar música mejora su estado de ánimo, incluya esas actividades en su horario”. Parece ser que, pasar algunos minutos cada día verdaderamente relajados y divertirse es ciertamente bueno para la salud mental y también puede mejorar la salud física.

La Fundación Británica del Corazón dijo que esta serie de estudios mostró un vínculo claro y sin precedentes entre la felicidad y un menor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. De todos modos, y al respecto, recomendó que las personas se tomaran el tiempo para dedicarse a actividades saludables que pudieran mejorar su estado de ánimo, pero sin descuidar en cuidado de los factores de riesgo ya conocidos para la salud vascular -como el dejar el tabaco, cuidar la presión arterial, las cifras de azúcar en sangre y el colesterol-.