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JUSTICIA HACENDARIA PARA ZACATECAS

Jaime Santoyo Castro

Para que el Federalismo funcione adecuadamente, es necesario un entramado normativo que precise las facultades tributarias y las responsabilidades de atención a las necesidades sociales para cada nivel de gobierno, y que además atempere cualquier desequilibrio que se pueda presentar entre los diferentes órdenes de gobierno tanto en los aspectos de recaudación como en los aspectos de gasto.

Los recientes hechos de inseguridad en la capital del Estado han desatado una serie de comentarios que van desde opiniones serias, analíticas, razonables, y otras malintencionadas, tendenciosas, con sentido destructivo. Ninguna debe menospreciarse, porque de alguna manera son el grito desesperado de la sociedad por recuperar la paz y la tranquilidad, y de exigencia de atención a los rezagos sociales, a los tres niveles de gobierno por igual.

El Gobernador Alejandro Tello ha hecho manifiesto un respetuoso, pero enérgico reclamo a la Federación por la falta de apoyo; reclamo por lo demás justo y procedente, por la escasa respuesta de aquel nivel a las necesidades zacatecanas, particularmente en el gasto de educación y seguridad, reclamo que no va orientado a denostar al Presidente AMLO, ni tiene sentido partidista. Es la voz de los zacatecanos exigiendo justicia distributiva, y nadie puede disentir, más allá de nuestras diferencias o no con el actual gobernante, porque la escasez de recursos y de oportunidades afecta a todos por igual y yo en lo particular creo en la intención presidencial de gobernar para todos.

Zacatecas padece una severa dependencia de los recursos federales, que no se le puede echar en cara, porque ha aportado al crecimiento enorme de otras economías regionales, con sus recursos naturales como la minería, pero que aquí no ha impactado favorablemente. En la minería, la entidad no tiene ninguna facultad. No autoriza concesiones, recibe migajas de lo que se extrae, no recibe impuestos, sólo ve pasar la riqueza frente a la miseria de su gente. La Federación reparte generosamente entre las trasnacionales nuestra riqueza minera, y nos amarra las manos para no poder tocar casi nada de tal riqueza, y el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, cuyo objetivo debe ser corregir estos desequilibrios a través de las transferencias intergubernamentales, no nos compensa como debería de hacerlo.

Parece Zacatecas un viejo millonario, enfermo, al que no le permiten extraer dinero de sus cuentas ni para atender sus más ingentes necesidades, y en cuya discusión, algunos de sus hijos ni opinan, ni hablan, ni apoyan, algunos opinan en contra, etc. Creo, respetuosamente, que debemos propiciar un cambio con sentido de justicia en nuestro federalismo hacendario.