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JUSTICIA A LAS MUJERES

Jaime Santoyo Castro

En la historia de la humanidad se han ido escribiendo infinidad de injusticias e iniquidades, y una de ellas, quizá de las más grandes y vergonzosas, ha sido el trato inhumano, injusto, despectivo e inequitativo, que le hemos dado a las mujeres, lo que ya no se debe tolerar jamás. Celebro que hoy la lucha de ellas está dando resultados favorables a su causa.

Hoy con orgullo los mexicanos podemos presumir de tener, por primera vez en nuestra historia, a una mujer presidiendo la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la persona de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández.

Ese acontecimiento, dado en el ámbito del Poder Judicial, me hace recordar que gracias al impulso del entonces Gobernador Licenciado Arturo Romo Gutiérrez, en 1992 fui honrado con el cargo de Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado, en cuya Sala Penal tuve el enorme privilegio de compartir la actividad jurisdiccional con dos extraordinarias magistradas:

Yrene Ramos Dávila e Irene Ruedas Sotelo, quienes sin hacer aspavientos, en sus resoluciones, en sus debates, en su clases y en su vida diaria, ponían énfasis en el respeto a la dignidad de la mujer y dieron ejemplo de la capacidad, rectitud, honestidad, responsabilidad, dedicación, sensibilidad y compromiso de las mujeres, enviando así el mensaje de que la sociedad en general saldría ganando si se impulsaba la presencia femenina en los ámbitos del poder público.

Ellas fueron forjadoras de una prestigiosa generación de Jueces, Secretarios y personal administrativo del Tribunal, que le dio y sigue dando lustre y prestigio al Tribunal de Justicia en Zacatecas. La lucha no sólo se libra enarbolando banderas, sino enarbolando causas y ellas dos, junto con otras, con su ejemplo, han sido impulsoras de una serie de cambios que están propiciando una nueva cultura social de respeto y de equidad con responsabilidad, y con ello se está haciendo justicia a las mujeres.

Por ello es verdaderamente relevante la asunción a la presidencia del órgano máximo de impartición de justicia del País, que debe ser garante del respeto a la Constitución y al Estado de Derecho, de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien ha hecho carrera en el ámbito de la administración de justicia de manera intachable y ejemplar.

Hoy vemos cada vez más mujeres en la justicia, lo que indudablemente rescata su valor e importancia en la humanidad.