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FRANCISCO LARROYO POLÍMATA

Arturo Gutiérrez Luna Unidad de Estudios Jerezanos ezlumax39@gmail.com

El hombre sabio debería SABERLO TODO, en la medida de lo posible» (sapientem debere OMNIA SCIRE, quantum possibile est)

Aristóteles

Según el diccionario de la Real Academia Española, «polímata» proviene del griego πολυμαθής (polymathḗs), que significa «que sabe mucho».

Un polímata es una persona que tiene conocimientos y habilidades en numerosos campos de estudio y profesiones. Es alguien que se ha distinguido en una variedad de disciplinas académicas, incluidas la ciencia, la literatura, las artes, la música y la filosofía, entre otras. Las personas que son polímatas sobresalen en la combinación de varios campos de conocimiento y los aplican a situaciones desafiantes. Un erudito es, en esencia, una mente brillante y adaptable que ha logrado el éxito en una variedad de disciplinas académicas.

Los polímatas se distinguen por su capacidad para adquirir y aplicar conocimientos en múltiples campos de estudio y disciplinas. Un generalista es alguien que tiene una curiosidad insaciable por diferentes campos del conocimiento, lo que le otorga una visión más amplia y completa del mundo. Además, los generalistas suelen ser personas creativas e innovadoras y pueden resolver problemas complejos debido a su capacidad para integrar diferentes perspectivas y enfoques.

Es necesario destacar que los polímatas se definen por su capacidad para sobresalir en múltiples áreas de conocimiento a través de la curiosidad, la capacidad de aprendizaje y la perspectiva integrada. Con estas consideraciones se pretende aclarar la militancia polímata.

Ante la cantera

Ante la cantera se abre paso. De padre canterero, Francisco Larroyo aprende el oficio de labrar sobre la dureza de las ideas mediante el cincel de las palabras. Sus ojos aprenden la desmesura del arte. Se disipa la nube de confusiones.

La intuición se abre paso. Acontece el tintineo del cincel sobre la piedra, con necedad astuta, hasta volverla obra de arte. Suelta el polvo su rudeza. Salta la esquirla. Se erige la forma intuida por el artista. Emerge la obra extraída del bloque incierto. Se forma en el duro oficio de expurgar remansos que confundan, volúmenes que abrumen por su impertinencia. Aprende el arte de la justa medida, de la mesura.

Larroyo era su propio agente de cambio. Su pulso aprendió a trasfigurar sus pensamientos ante la página en blanco, donde arrastraba la pluma con insinuaciones de tinta y eternidad. Su proyecto se yergue frente a los otros como escultura de las ideas extraídas de la inopia, el polvo y el olvido. Aristóteles advertía que había visión en que el hombre se propusiera saberlo todo.

En un mundo dominado por la prisa del instante, Francisco Larroyo se propone constituirse en polímata; curioso de todo y pensador del sistema que los explique. Contra la prisa, el filósofo jerezano opone la contundencia de la profundidad. Su apuesta intelectual se enfoca a bregar mar adentro de las cosas.

Cuando en el mundo filosófico se habla de Francisco Larroyo se refieren a un gran pensador imbuido de la cultura clásica capaz de imaginar reflexiones astutas y estrictas en varios campos del saber humano además de estricto historiador de las ideas. Francisco Larroyo es el hombre del ¿por qué? Y ¿para qué? Su haber más importante tiene que ver con la curiosidad. Con Larroyo hay que hablar de curiosidad y desmesura, curiosidad obcecada, curiosidad dependiente, incluso obtusa hasta antes del hallazgo. En tal esfuerzo admiramos la concentración que conquista. Hemos de reconocer su perseverancia.

Hombre insaciable de una capacidad de curiosear desmedida, pero nunca suficiente. Explora todo, se hace cautelosamente de un entendimiento en diversas materias, y lo mejor, habla, escribe sobre ello. Discurre, crea una reflexión según la cual entretanto se expresa, explica, aprende y enseña. Polímata es la palabra clave que explica esta actitud vital frente al mundo.

Polímata

Burke destaca la alta capacidad del polímata en la integración de comprensión profunda a partir de diversas disciplinas: «El polímata es un erudito que ha adquirido conocimientos profundos en varias disciplinas y es capaz de integrarlos para crear nuevas ideas y soluciones» (Burke, 2001, p. 16). La palabra polímata evoca, primero que otra cosa, amplitud de horizontes en la curiosidad.

El prefijo poli significa la multiplicidad de perspectivas que en el caso de Larroyo se despliega a propósito de sus intereses. En efecto, el jerezano ilustre accede a diversos temas con la profundidad que conviene y la profusión amplia de sus explicaciones. Entiende y explica, pero ante todo, piensa. Larroyo nos ha acostumbrado a un discurso expuesto a propósito del entendimiento de las cocas, pero sobre todo, es un pensamiento que inquiere sobre ellas.

En todo caso, considerar al polímata caso asociado con el enciclopedista está resaltando un tipo de intelectual comprometido con el saber. En este caso, el polímata muestra su interés en la toma de conciencia diversa y profusa sobre un tema. Desde tal enfoque, Larroyo es en cierto modo un erudito prolífico.

Los polímatas trabajan para adquirir conocimientos y habilidades en múltiples campos de estudio y disciplinas. Esto significa que los eruditos pueden estar involucrados en diferentes actividades como la investigación científica, la literatura, el arte, la música, la filosofía, etc. Los polímatas suelen tener una curiosidad insaciable por aprender y explorar diferentes áreas del conocimiento, lo que les permite tener una visión del mundo más amplia e integrada.

Además, los polímatas pueden aplicar sus conocimientos en diferentes entornos y situaciones, lo que les permite innovar y resolver problemas complejos gracias a su capacidad para integrar diferentes perspectivas y enfoques. En resumen, lo que hace un erudito es adquirir conocimientos en múltiples campos de estudio y aplicar esos conocimientos de manera creativa e innovadora para resolver problemas complejos y tener una visión más amplia y holística del mundo.